martes, 16 de octubre de 2012

Ávila-Salamanca


ETAPA 2: ÁVILA-SALAMANCA.
113km, 520 m d+
Track para GPS

En la segunda etapa debíamos desviarnos del Camino de Santiago de Levante y para ello tomamos el track de un usario de wikiloc, que se ceñía perfectamente a la ruta que íbamos a realizar, Ávila-Salamanca.

Hoy la etapa era mucho más llevadera que la de la jornada anterior. Ávila es la capital provincial con la cota más alta de España. Sus casi 1200 m de altitud nos confirmaba que hoy el desnivel acumulado no sería un elemento a tener en cuenta, pero sí los posibles vientos del oeste que por estas tierras comienzan a levantarse sobre el medio día.

Así pues nuestra intención era la de llegar a Salamanca para la hora de la comida. por tanto, iniciamos la salida sobre las 8 de la mañana bordeando sus espectaculares murallas hasta el río Adeje con unas temperaturas lo suficientemente bajas como para tener una sensación de frescor que hacía meses no sentía en mi cuerpo.

Cruzamos el puente del Molino de la Losa y tomamos momentáneamente la N-501 hasta el lazo con la A-50, donde nos desviaríamos por una carretera secundaria hacia nuestro primer pueblo de paso, Narrillos de San Leonardo.

Camino, carretera nacional y autovía, realizaran una multitud de cruces a lo largo de la jornada hasta Salamanca como si de una trenza se tratase.

En Narrillos tomamos la primera cota del día para descender por un bonito prado. Sendeando, el camino nos dirige al primer problema del día. Una portela nos introduce en medio de un ganado manso que a más de uno le dejó bloqueado en sus movimientos. "Si el camino pasa por aquí es porque no hay problema" y desde atrás adelanté a los compañeros animándoles a continuar con las pedaladas.
Javi dubitativo ante las reses.
Zigzaguenado entre carretera nacional, autovía y momentáneamente la vía del ferrocarril, llegamos hasta Cardeñosa donde nos surge el primer improvisto del camino. Un pinchazo de Javi que el líquido antipinchazos solventa con eficiencia.

A la salida de esta localidad nos pasamos un desvío a izquierdas que, gracias al GPS, solucionamos con rapidez. Este desvío nos introduce en una preciosa zona de piedras y muros que hacen las delicias de los cinco componentes de la expedición. Momento técnico y de belleza que nos hace gritar de entusiasmo, a pesar de estar ascendiendo la segunda cota del día.
Tramo técnico antes de salir a la llanura.
De golpe, como si de un embrujo se hubiese tratado, salimos a las extensas llanuras cerealistas de la meseta norte. Desapareciendo las moles graníticas de nuestras vistas y los horizontes recortados. Ahora teníamos campos amarillos y brutales horizontes rectilíneos.

Estábamos llegando a Peñalva de Ávila, donde además nos separaríamos definitivamente del Camino de Santiago de Levante que nos había acompañado durante estos primeros150 km de nuestra aventura. Con ello nuestra ruta giraba con desparpajo hacia el oeste.

Acabábamos de entrar en los anchos, largos y monótonos campos de Castilla.
Campos de Castilla.
Un descenso rápido y rectilíneo hasta Las Berlanas y Aldehuela nos hacen descender hasta los 900 metros de altura. Rodaremos por una meseta, la norte, mucho más alta que la sur. Esto supone temperaturas algo más llevaderas de las que estamos acostumbrados y un calendario agrícola algo más retrasado que el de su homólogo del sur.

Pronto nos damos cuenta que muchos campos, aún en agosto, están todavía sin cosechar. Es lo único que lo diferenciaba de las vistas a las que estamos acostumbrados a observar por nuestra localidad toledana.

Todo era idéntico, las suaves ondulaciones, los pequeños pueblos agrícolas. Esto daba motivo a diferentes comentarios realizados por Tomás: "¡Mira More, si parece que venimos de Rielves!" o algunos desmoralizadores como "¡¿A ver si no estamos dando vueltas y hemos llegado al mismo sitio del que partimos ayer!?"
Alamedas entre las llanuras.
Algunas alamedas rompían la monotonía del paisaje, lo que nos indicaba que arroyos o pequeños ríos corrían a sus pies. Ese era el único atractivo. Ese, y el paso por cantidad de pequeños pueblecillos como San Juan de la Encinilla, Viñega de Mograña, Crespos o Cantarancillo. O los contínuos puentes para salvar la nacional o autovía.

En uno de ellos paramos a reponer agua y sellar la credencial, Albornos.

A la salida de Crespos, justo al cruzar por enésima vez la A-50, la monotonía paisajística cambia al entrar en un pequeño encinar perteneciente a la finca Castronuevo. En ella un bonito Castillo-Palacio nos resulta muy familiar. Los chistes no paraban de salir "!!!Si no andamos muy lejos de Torrijos, parece que han metido el castillo de San Silvestre en la finca de Tacones!!!"
Palacio de Castroviejo.
La vía pasa paralela a nuestro camino y casualmente nos cruzamos con un tren que nos pita a nuestro rodar. Cualquier distracción era de agradecer. Era para vernos a los cinco, saludando al tren, a viva voz con la mano en alto. Sin comentarios...

Llegamos a Salvadios, con una iglesia peculiar con su torre diferente a las de los pueblos que habíamos transitado. Juanjo propone una foto y paramos de nuevo. Poco queda para llegar a Peñaranda de Bracamonte donde tomaríamos la cerveza de media mañana.

Tres jarras de cerveza y un poco de morro de tapa... Morro el que tiene Juanjo para pedir tapitas, pero que en esta ocasión no consiguió sacar a relucir su labia.

Precioso el centro de esta localidad con mucha historia, con sus impecables soportales y monumental iglesia. Pequeña vuelta de reconocimiento que Javi aprovechó para comerse un "cisne". El escaparate de la pastelería casi le absorbe, y aprovechando un momento de descoordinación, desapareció de su bici. Al minuto apareió con sonrisa de oreja a oreja y semejante dulce de nata. Espectacular, ¿verdad Javi?
Dulce en Peñaranda.
La salida de Peñaranda no cambió mucho la fisionomía del paisaje. Grandes campo de cultivo y pequeños pueblos agrícolas como Nava de Sotrobal y Ventosa del río Almar.

No sé si fue la monotonía de la jornada o el "buen rollo" que estaba habiendo, lo que me hizo alterar el estado de equilibrio del grupo. Todos conocíamos el perfil de la jornada, todos conocíamos el resto de kilómetros hasta Santiago. Y todos nos habíamos percatado de una pequeña tachuela antes de llegar a Ventosa.

Pantoja había demostrado estar un punto por encima de los demás. Javi está fuerte, pero ha aprendido a ser sensato sobre la bici. Tomás y yo íbamos como hormiguitas reservando por lo que pudiese suceder. Al único que no tenía clasificado según sus fuerzas era a Juanjo. Y a él le toco la bronca del profesor, me salio la vena, lo siento. Será que necesito ya volver al colegio...

Una pequeña subida al pueblo de apenas 500m con un alto desnivel hizo que Javi, Tomás y yo mantuviésemos el ritmo y nos quedásemos rezagados. Pantoja subió el ritmo y Juanjo saltó a su caza.

- "¡Juanjo, en los próximos kilómetros, si te quedas por estar mal yo te espero. Pero como te quedes por picarte con estas payasadas, te dejo tirado a los lobos!"

Un par de risas unos metros después del momento de tensión sirvieron para que todo quedase en una mera anécdota para esta crónica.

Al llegar a Cordovilla. Al igual que pasó en los primeros kilómetros de ruta. Las llanuras cerealistas desaparecieron como por arte de magia y nos adentramos de golpe en unos campos de canalización para el cultivo de maizales. Un denso entramado de canales nos indicaba que rodábamos por las cotas más bajas de la jornada y muy próximos al principal río de la zona, el Tormes.

El camino da paso a un vetusto asfalto que nos deja en las puertas de la localidad de Huerta. Lugar donde este río realiza un perfecto meandro. A la salida de esta localidad nos encontramos con una placentera playa fluvial de aguas cristalinas donde no dudamos en meternos para relajar nuestras piernas, a pesar de la poca distancia que nos quedaba para llegar a Salamanca.
Refrescante baño en el Tormes.
Aquí aprovechamos para realizar el "bautizo" de Juanjo como miembro oficial MoreOcio. Risas y más risas. Esto es el camino. Disfrutar de la companía, fortalecer los lazos de amistad, conocernos a nosotros mismos y realizar una simbiosis con la naturaleza. Respeto. Respeto por todo lo que nos rodea.

Tras el inesperado parón, retomamos el camino bordeando en todo momento el Tormes. Unas veces a la par y otras algo más separado. Pero siempre en su companía. Por divertidos senderos, alternado con caminos, y una zona rastrillada por las raíces bajo tierra que tapan un manto de hojas caducas. Maizales y alamedas.
Sendero paralelo al Tormes.
Precioso final de etapa, que nos aproxima a Salamanca y nos adentra en su corazón por el bonito Parque de los Jesuitas hasta la calle donde tenemos el hotel y pasaremos el día de descanso,

Comida, ducha, siesta y vuelta al atardecer por la turística Salamanca. Casa de las Conchas, Plaza Mayor, Catedral y Universidad. Caricatura para el recuerdo que sella el buen ambiente de la companía. Cervezas y cena dirigidos por Jesús, más conocido como "¿Y que tal, me cago en diez?"
En Salamanca.
Bares por la calle Van Dyck, jeta, vinos, croquetas bomba, beerbongs, copas, salmantinas, tequila, conos, ramas... ¿Y que tal? Pues genial. Mañana teníamos todo el día para descansar...

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