martes, 23 de diciembre de 2014

ETAPA 7: Teruel-Segorbe

Desde la puerta del hotel Isabel de Segura, donde nos hospedamos en esta jornada, comienza la séptima etapa de nuestra Ruta del Cid.

La salida de la ciudad se realiza hacia el este, por la avenida de Sagunto en busca de la N-234. En ligero ascenso, y con extremada precaución por las amplias avenidas, llegamos a la altura del Dinópolis donde abandonaremos el asfalto.



La salida por esta pista ancha, y muy transitada por turolenses en estas primeras horas de la mañana, resultó muy cómoda. Un corto, pero vertiginoso descenso, nos introducía por primera vez en una de los múltiples barrancos que salpican esta zona.

Continuando por la pista, los árboles flanqueaban nuestro paso ofreciéndonos una sombra que, a estas horas de la mañana, aún no era necesaria.

A nuestra derecha nos acompañaba las aguas de un arroyo mientras rodábamos en busca del trazado de la Vía Verde de los Ojos Negros. Antes de llegar a ella, un viaducto elevaba sobre nuestros ojos el trazado del la autovía Mudéjar (A-23). Pocos metros más adelante, se nos mostraba otro viaducto, algo más antiguo pero más bello.

Era el trazado de la Vía Verde que nos acompañaría durante toda la jornada de esta séptima etapa hasta Segorbe. Una vía rápida, rectilínea, homogénea, fácil y aburrida.



La edición de nuestro camino, a cargo de nuestro presi, nos sacaría de ella en sus primeros y últimos kilómetros del día, evitándonos así caer en el aburrimiento.

No obstante, algunos pocos decidieron tomar en este punto el camino original de la ruta por la adecentada vía férrea. El grueso del grupo lo obviaríamos para continuar adelante e iniciar un bello, duro e intenso tramo.

La pista se convirtió en camino; y el ligero ascenso, en una buena rampa. Empezaba la fiesta.

Tocaba apretar los dientes y disfrutar del denso pinar que nos rodeaba. Pronto llegamos a un descanso. Debíamos ahora andar con los ojos bien abiertos para no pasarnos un escondido desvío.

El nuevo tramo se adentraba literalmente por el cauce del barranco del Río Seco. Estrecho, angosto, serpenteante, divertido, técnico y lento. Puro mtb.
Rambla Río Seco
En mitad de la travesía por este divertido sector, en una apertura de la rambla, debimos hacer un "cultivo a través" sin camino marcado que nos guiase para volver a tomar la senda  y continuar con nuestro particular paseo "aguas arriba".
Campo a través por una siega.
Todo era  técnico y en ascenso. Pero de tal belleza, que anulaba por completo el esfuerzo realizado en estos kilómetros.

Tras estos seis especiales kilómetros, volvimos a retomar un camino marcado como tal que nos ayudaría a llegar hasta nuestro objetivo final. El campo eólico del Alto de la Sima, que sitúa a su vértice geodésico a unos 1500 m de altura.

Para llegar hasta él, el camino se endurece por momentos poniendo nuestras piernas a prueba. La referencia visual de los "gigantes aspados" nos impedía recaer en el esfuerzo.
Campo eólico del Alto Sima.
Una vez sobre la cuerda de este monte, donde se alzan estos imponentes y respetuosos generadores, recorrimos paralelamente su planta donde podíamos oír sus silbidos a cada revolución de sus aspas. Escalofriante.

Tocaba descender. Pero no sería por donde toda persona sensata hubiese hecho, siguiendo la ancha y adecentada pista, no. Una búsqueda incesante de un escondido sendero nos llevó hasta el cauce del Barranco del Francés, todo un acierto para aquel que quiera divertirse descendiendo entre pinos por un singletrack que bien merece la pena. Gran alternativa.
Sendero en el Barranco del Francés.
Este divertidísimo tramo acaba cuando el viaducto de la vía verde se hace presente entre las copas de los pinos. Ahora sí debemos bajar de la bici y empujar para subir hasta el trazado original de nuestra ruta y seguir los pasos de esta transformada vía de tren.
Viaducto entre los pinos.
Después de casi 30km, tomábamos el tramo de oficial de la Ruta del Cid. Ochenta kilómetros nos separaban hasta nuestra siguiente y definitiva salida de esta misma vía en Jerica, a falta de 20 para el final de la jornada en Segorbe.

Fueron 80 kilómetros rodadores y monótonos, pero eficientes.
Túneles.
Por este corredor por el que transitaremos durante toda la jornada de hoy, nos acompañarán también otra vía férrea, esta en uso; la carretera nacional N-234 y la autovía mozárabe A-23.

Los cuatro primeros kilómetros hasta el puerto del Escandón, donde cruzamos la autovía A-23, son en ligero ascenso. Algo de tráfico ciclista nos confirmaba que aún estábamos relativamente cerca de Teruel.
Cortados en la roca
Una vez en el punto más alto de nuestro camino ferroviario, tan solo quedaba descender cotas hasta nuestra parada para comer.

Entre medias de ambos puntos, cantidades de viaductos, túneles e innumerables cortados en las piedras permitían que el trazado discurriese indiferente a las lomas y barrancos por los que transitábamos.

Se disponía así, un viaje casi aburrido, si no fuese por el entretenimiento de admirar estas interesantes obras de ingeniería, y algunas bellas estampas de las localidades de paso, como es el ejemplo de Sarrión.
Sarrión.
Treinta kilómetros en los que el grupo rodó como una auténtica locomotora devorando kilómetros mientras las conversaciones fluían entre todos los componentes. La cabeza del pelotón sel alternaba con continuidad y así llegamos hasta nuestra parada para comer.

El bonito y tranquilo hostal-restaurante "La casa de la estación" nos permite refrescamos con unas buenas cervezas, a la sombra de las parras, antes de disfrutar de la excepcional comida casera y de la gran amabilidad de sus dueños nos hicieron sentir como en casa.

Este oasis en medio de la nada es completamente recomendable incluso para planificar aquí un posible final/inicio de etapa y descansar en sus limpias habitaciones.

Tras la abundante comida, un breve momento de relax obligó a más de uno a acurrucarse en sus sofás y cerrar los ojos. Pero debíamos continuar, aún nos quedaba la otra mitad de la jornada.

Un bonito paso por el último pueblo de la provincia turolense, nos permitió observar el bello viaducto que daba acceso a esta limítrofe localidad de Albentosa.
Albentosa.
Poco más adelante, a los 76km del punto de partida, llegamos al límite regional que nos situaba definitivamente en la Comunidad Valenciana. Los hitos kilométricos cambiaron de formato y de alguna manera el paso de esta simbólica frontera, nos hacía sentir mucho más cerca de nuestro objetivo final.
Hitos kilométricos.
Poco a poco el viento comenzaba a hacer acto de presencia de manera frontal. Un campo eólico que se divisaba en el horizonte nos confirmaba que era zona ventosa.

Al llegar a Barracas, primer pueblo castellonés de la ruta, tenemos dos opciones. Continuar por la vía verde, o tomar la N-234, prácticamente en desuso para salir del rutinario trazado y descender por el asfalto entre unas divertidas curvas de herradura. Además,si escogemos esta segunda opción, nos ahorraremos un par de kilómetros sobre el trazado original.

Tomando la opción de la nacional, debemos aproximarnos primero hasta la base del campo eólico. El viento golperá con fuerza frontalmente. Sobresfuerzo que bien es recompensado con la divertida bajada.

Una vez abajo, volveremos al trazado ferroviario donde unas curiosas pirámides de piedra flanquean nuestro paso.


Quince kilómetros nos separa de Jérica, donde nos despediremos definitivamente de este monótono y largo sector. Pero hasta llegar a esta localidad, antes deberemos pasar por Caudiel. La desaparición del viento y el ligero desnivel negativo nos permitirá rodar a un ritmo cómodo.
Vía verde llegando a Jérica.
Una vez en Jérica, buscaremos la bonita hoz que produce el río Palancia a su paso por esta bella localidad. Un agradable paseo acondicionado nos permitirá rodear el meandro del río que en estas fechas baja con un caudal casi inexistente.
Paseo por la hoz del río Palancia.
Tras vadear su cauce, tomaremos unos metros más adelante un desvío a la derecha que iniciará un bello y duro ascenso hasta lo más alto de la muela que forma este recodo del río. Desde arriba obtendremos unas bonitas vistas tanto de la subida como de la Torre del Homenaje de la Peña Tajada.
Subida a la muela. Torre del homenaje.
Una vez arriba viraremos a izquierdas, evitando un amenazante ascenso que se presenteta frente a nosotros. El camino se torna empedrado hasta llegar a una cantera a cielo abierto desde donde comenzará una bajada muy pronunciada.

Estaremos atentos a un camino que sale a la derecha en la zona final de la bajada para visitar otra nueva cantera y un nuevo ascenso, este ahora mucho más accesible.
Pinar en el descenso.
La nueva bajada es bonita y larga. Poco a poco se irá adentrando en un bonito pinar. Pero resultará incómoda por la cantidad de caminos que cruzan y desvíos que tomar. Esto nos obligará a estar especialmente atentos al GPS si no queremos hacer kilómetros en balde o perder algunos de los componentes de nuestra expedición.
Embalse de Rejago.
La bajada concluye en el dique del embalse del Regajo. Antes hemos debido cruzar la autovía A-23 y rodar un centenar de metros de nuevo por la vía verde. Cruzaremos por la misma presa para llegar hasta la localidad de Navajas siguiendo el mismo cauce del río Palancia.
Puente sobre el río Palancia.
Una vez en la localidad de Navajas. No entraremos en ella, si no que la bordearemos siguiendo fielmente el cauce del río por una bonita senda en la que la vegetación llega casi a conquistar el camino. Y lo que no es la vegetación. Un pequeño paso bajo unas piedras nos obligaran a bajar de nuestra montura para poder continuar.
Siguiendo el cauce del río Palancia.
Poco más adelante la senda se adecenta con unos tablones que posibilitan el acceso con mayor facilidad desde el pueblo. Podremos, desde aquí, observar el espectacular salto de agua de una veintena de metros. Es el salto de la Novia.
Salto de la novia.
Unos metros más adelante cruzaremos de nuevo las aguas del río para salir definitivamente de la senda y tomar una calle asfaltada que serpentea entre la multitud de huertos que hay en esta fértil vega. Levantando la mirada, y tras 130km conseguimos divisar con nuestro destino de hoy. Segorbe.
Huertas en la entrada a Segorbe.

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