martes, 27 de abril de 2010

Marcha cicloturista: Vereda del Fraile

Tenía ganas de recorrer esta vereda en Sonseca, conocida a través de la red, muy bien potenciada por medio de esta marcha, en la que todo salió genial. De ella hablaban maravillas y no defraudó.



Primer fin de semana de sol serio que pudimos compensar con las numerosos, divertidos y refrescantes vadeos de gran cantidad de arroyos a lo largo de la ruta.
Los primeros kilómetros por el pueblo sirvieron para desentumecer las piernas e ir preparando el cuerpo para lo que le esperaba. Pronto salimos del asfalto a buenos caminos, tranquilos y secos, hacia el sur, dirección Casalgordo.
Al pasar esta pedanía me dió la sensación de que acababamos de terminar la "salida neutralizada". Comenzamos a intuir lo que nos depararía la mañana, adentrándonos en la verdadera naturaleza y dejando atrás cualquier atisbo de civilización. El camino comenzaba a embarrarse levemente y los cantos en el suelo asomaban con timidez.

Llegamos al primer desvío que nos guiaría hacia un bucle en la ruta por donde más tarde deberíamos regresar.
Este tramo fue el más acuoso, metiendo en ocasiones la bici al agua hasta el eje de sus ruedas. Así llegamos hasta la carretera de Marjaliza, la cual seguimos paralelos hasta desviarnos a una especie de merendero y comenzar la ascensión más seria de la mañana, ya no tanto por su longitud o pendiente, sino por su cantidad de cantos sueltos que tecnificaba en cierto modo el camino.
Una vez en lo alto, el esfuerzo tuvo su recompensa, descendiendo por un sendero que a la vez era arroyo y que se atrevió a competir en protagonismo con el verdadero tramo que da nombre a esta marcha. Espectacular.
Al final de la bajada un tramo de cantos nos indicaba que llegabamos al final del bucle para enfilar nuestra compañera de fatiga hacia el acertado avituallamiento, tanto por su localización como por su contenido.
Tras el breve descanso, salimos en busca del verdadero objetivo de la mañana, la Vereda del Fraile. No sin antes pasar por alguna casa con animales mansos y su correspondiente paja que unido al barro, formaron un adobe perfecto en las ruedas, que rápidamente se limpiarian en uno de lo muchos arroyos que cruzamos.
Ya en la vereda todo fue como si de una montaña rusa se tratase. Es un sendero rodeado de jaras y encinas que formaban en algunos momentos un tunel literal, rodeando al ciclista e introduciéndolo en un ambiente digno de sentir. Zigzaguenado en el terreno, con leves subidas y bajadas y cruzando algún que otro pequeño arroyo, así como algunos tramos de barro que calaba una cuarta parte de la rueda.


Todo terminó con una pequeña subida y el consiguiente desvío que nos sacaba de la famosa vereda.

Ya en dirección hacia el punto de inicio, bajamos por un pequeño prado para volver a subir la rampa con más pendiente del recorrido. Desde aquí hasta el final el camino empieza a perder poco a poco su encanto, indicándonos que todo llegaba a su fín, no sin antes ascender un par de pendientes y vadear los últimos charcos y el aún arroyo de Guajaraz.

Se empieza a divisar construcciones y realizamos el último giro importante que nos invita a pasar junto a la ermita de San Gregorio, la cual nos da su beneplácito para terminar la ruta en el pueblo que lo venera.
Como conclusión una ruta de 54km muy completa con agua, sol, pista, sendero, barro, cantos, pequeñas subidas y bajadas, tramos técnicos, tramos lentos y rápidos. Unido a una muy buena organización, hace de esta marcha muy recomendable para futuras ocasiones.

Bájate el track para GPS en:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=871385
Para más información:
http://www.clubciclistasonseca.com/index.php/informacion-vereda-fraile

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