lunes, 28 de mayo de 2012

Ronda: 101 de La Legión 2012

En esta crónica será muy difícil plasmar con palabras, e incluso imágenes, las sensaciones que hemos sentido este fin de semana en Ronda. No me centraré en describir tanto lo que es la ruta física en sí, si no en las sensaciones y anécdotas de las que nos hemos empapado en estos tres días Tomás y yo, acompañados de nuestros grandes compañeros del MTB Leganés.
Ciclismo torrijeño en Ronda.

Todo comenzó en la Quedada de los Castillos del año pasado cuando el grupo de Leganés me propuso una quedada para ver nuestros castillos en mayo "siempre y cuando no coincidiese con la ruta de La Legión". Ese fue la única condición que Jose (presi del MTB Leganés) me puso, y también el primer conocimiento que tuve de la existencia de esta prueba. Accedí a retrasar la quedada para que ellos asistieran a dicha ruta. Asi pues me informaría con los consiguientes comentarios el finde siguiente de como les había ido por la serranía de Ronda al grupo pepinero la semana anterior.

Tan bien hablaban de esa prueba en nuestra ruta, que me picó la curiosidad y no tardé en buscar la info en internet. Tomás, que se apunta a un bombardeo me propuso asistir al año siguiente y así lo hemos hecho. En el mes de octubre la web oficial anunciaba los días de la prueba para el año 2012 y en enero la fecha de las inscripciones. Inscripciones que, según nos informaron, en tan solo 15 minutos se acabrían.

La mañana del sábado 25 de enero decidí no salir con la bici para hacer las deseadas inscripciones. Y cierto, en cuastión de 20 minutos ya se había acabado. Tomás, Javi y Juanjo quedaron en reserva, yo conseguí la plaza. En unas semanas Tomás entró en la lista pero Javi y Juanjo tendrían que quedarse fuera. Toda una lástima. El año que viene lo conseguiremos.
4000 ciclistas preparados en la salida.

Una vez con las inscripiciones en nuestro poder, nos pusimos en contacto con nuestros compañeros de MTB Leganés con los que decidimos compartir el fin de semana. Se encargaron del trámite el hotel, lo cual se lo agradecimos enormemente. Puesto que las plazas hoteleras de Ronda y alrededores para ese fin de semana están ocupadas al 100%.

Así llegó el día. Bicicletas al coche y rumbo Ronda. Hasta aquí todo normal, como cualquier salida pero mucho más larga. Tomás amenizaba las horas de conducción en el coche con esa actitud jocosa que le caracteriza.

Fue entrar en la carretera nacional que nos dirigía a Ronda desde Utrera cuando comenzamos a observar paisajes espectaculares que bien podían ser del norte de la península, nos estábamos aproximando a la Sierra de Grazalema, la Serranía de Ronda y la Sierra de las Nieves.

La Sierra de Grazalema es la zona de la península con más pluviosidad debido a que las nubes cargadas de agua provenientes del Atlántico descargan aquí todo su contenido, creando un oasis de vegetación en este sur peninsular tan característo por sus elevadas temperaturas.

Aproximándonos a Ronda. Sierra de Grazalema.
Poco a poco el ambiente biker comenzaba a notarse con coches cargados de bicicletas en transportines de bolas, bacas o dento de los autos como era nuestro caso.

A las 20:00 llegamos a Ronda, nos ponemos en contacto con los chicos de Leganés que llegaron a media tarde y vienen de recoger los dorsales. Nos tomamos unas cervecitas en el hotel y bajamos al centro de Ronda en busca del Parque de las Alamedas donde los Legionarios han establecido el campamento base para este fin de semana.

Sentimiento legionario.
El ambiente es de lujo, la calle principal llena de gente en las terrazas, bicis por todos los escaparates de la localidad independientemente de que el establecimiento fuese deportivo o no. En la ciudad se respira un ambiente que, salvando las distancias, me recuerda a mis visitas a Jerez o Cheste con las motos. Pequeña visita cultural para ver el puente del tajo de Ronda.
Puente del tajo de Ronda.

Ya en el parque, legionarios por todos lados, estands con ropas deportivas, y el campamento para dar de cenar a todos los participantes en la Cena de la Pasta. Comida para un "regimiento" nunca mejor dicho. Bien organizada y con buen sabor para acumular hidratos de carbono para la jornada de competición. Unas cerves después de cenar y a descansar. Llegamos a nuesrto hotel Berlanga sobre la media noche ya que el despertador estaba puesto a las 6:30.

Cena de la Pasta, con todos los participantes.
Sonaba el despertador. Buena ducha para activar el cuerpo. Pringarnos bien de crema de protección solar. Un buen desayuno y al garaje a preparar las bicis... Primer contratiempo. La rueda trasera pinchada, no me lo podía creer con la cámara antipinchazos y recién sacada del taller. Cambio la cámara y la rueda no coge aire. No me lo podía volver a creer, la cámara de repuesto también estaba pinchada!! Menos mal que "dela" volvía a ser mi salvador con una cámara que me prestó. Aunque iba inquieto porque en una ruta de 100km ir sin repuesto no me permitia estar tranquilo. Si bien es cierto me tranquilizaba que las pistas estarían limpias por la cantidad de ciclistas que fuesen delante mía.
Esperando la salida con los dragones.

Con un poco de retraso llegamos al estadio de fútbol donde las puertas se abrían de 8:00 a 10:00. A las 8:30 estábamos entrando de los primeros. Aquí llegó lo peor de la jornada, la espera de casi 2 horas con unas temperaturas de 24 grados a las 9 de la mañana y comenzando a llenarse de gente, fue un rato agobiante hasta las 10:30, hora en la que se dio la salida neutralizada. Es un rato malo que a la postre mereció la pena, de cara a la marcha, para evitar en los primeros kilómetros de ruta contínuos adelantamientos a un sinfín ciclistas. Este rato de espera lo aprovechamos para que los dragones nos pusisen al corriente de la ruta comentándonos los puntos conflictivos y delicados. Con esta información junto con la "chuleta" que habíamos preparado, estábamos completamente informados de lo que nos esperaba.
"Chuleta" con la altimetría de la prueba.

La salida neutralizada por las calles de Ronda fue muy emotiva. Toda la gente volcada en la calle, 4 kilómetros de ovación que sirvió para adelantar posiciones e iniciar la salida lo más adelante posible, como nos habían aconsejado nuestros compañeros y así evitar posibles tapones en los primeros kilómetros y realizar el primer ascenso con las menores complicaciones posibles.

Paramos en la rotonda de la carretera de Marbella, dónde a las 11:00 dieron la salida. Una acertada carretera ancha en estos primeros compases permitió a los ciclistas encontrar su lugar en dentro del pelotón.

Esta carretera que circunvala Ronda nos lleva casi hasta la altura del estadio desde el que salimos hacía ya media hora. Aquí nos desviamos para salir por primera vez a pista de tierra. Una leve subida muy corta y comenzamos a llanear con leves ondulaciones hacia el este con la imponente Sierra Hidalga al frente. Muy cerca del Parque Regional de la Sierra de las Nieves.
Sierra Hidalga, presente en las primeras pedaladas.

Aun rodamos por tierras de cultivo, pero un brusco giro hacia el norte por el Cordel de los Pescadores nos comienza a introducir en un vegetación más arbórea de enebros y campos de olivos. Permitiendo rodar por momentos entre la sombra que ya a estas horas de la mañana se agradecía. La orografía se hacía algo más abrupta con alguna rampita corta serpentenado entre los olivares.

Antes de cruzar la A-366 nos encotramos con el primer avituallamiento líquido que nos encontraríamos cada 5km. En el Pilar de Coca vimos lo que seria un contínuo durante toda la marcha. Caminoes cisterna militares, auténticos aljibes móviles. Espectacular.
Aljibes móviles, cada 5km.
El cruce de esta carretera nos acerca a la vía del tren que pasa por Ronda. Aquí se forma la única polémica de todo el recorrido. La carrera va paralela al asfalto por un camino bajo, a modo de cuneta. Mucha gente evita este incómodo tramo rodando por el asfalto donde una voluntaria de Protección Civil es incapaz de controlar a los cientos de corredores que ignoran sus indicaciones. Es aquí donde los dragones "pepineros" perdemos el contacto grupal.

Tras este punto y antes de salvar el paso del ferrocarril, se nos presenta la primera rampa de plato chico con camino roto en un breve giro a derechas. El giro nos permite observar que los ciclistas que ascienden por el carril derecho echan pie a tierra por lo que aconsejo a Tomás que tomase el carri izquierdo. Acertada decisión que siguieron algunos de nuestros compañeros de Leganés. No penalizamos.

Puente de Ventilla, antiguo trazado de la A-367.
La bajada es corta y rápida hasta el arroyo Ventilla. Antes de llegar a él cruzaremos las vías férreas. El arroyo lo pasamos sobre el puente que lo salva por la antigua carretera A-367 y salimos a una pista ancha, llana y adecentada que utilizamos para recuperar puestos y reorganizar nuestro grupo.

Al llegar a las casas de Parchite, la ruta vuelve a girar bruscamente al oeste enfilando ahora un rápido descenso hasta la bonita localidad de Arriate, donde Javi Ripoll tiene un percance mecánico y reducimos la velocidad del grupo.
Localidad Arriate

Callejeando por esta población, las sensaciones saltan al rojo vivo. Todo el pueblo está en la calle volcado con los ciclistas. Me hace sentir importate. Es idéntico a las imágenes de televisión de una gran vuelta cuando se cruza un pueblo y todos sus habitanes saltan a aplaudir, animar y fotografiar a los participantes. Lástima que en esta ocasión la población se cruza en una rápida bajada, y la velocidad y peligro de los bordillos me obligan a estar concentrado y no me permiten disfrutar de este ambiente al 100%.

A la salida de esta localidad, el río Guadaleobacín nos indica que hemos llegado al fin de la bajada. Toca ahora aproximarse en un ascenso lento hasta el cortijo de Nepomuceno, donde un nuevo giro hacia el norte nos enfilará a todos los participantes hacia el primer puerto serio de la mañana, el Alto de las Salinas.

De repente comienza el ascenso. Seis revueltas nos separan de lo más alto. Pero esa no es la única dificultad. A la complejidad física del terreno suelto del camino y la propia ascensión, se suma la dificultad de ir en medio de un pelotón de gente con cilistas por delante, al lado y detrás tuya. Imposible hacer tu propia trazada, imposible salir de un mal paso y todo esto condicionado a la lenta velocidad del grupo. Tomo la rueda de Tomás confiando en su trazada y con más habilidad que esfuerzo físico conseguimos llegar a la cima sin penalizar, tras esquivar a muchso ciclistas que habían puesto pie a tierra o que se caían delante de nosotros y debíamos esquivar.

Recordaré este puerto por su dificultad habilidosa y no por su dificultad física. Aquí perdimos el contacto con nuestro grupo de nuevo. Y vinieron a mi cabeza las palabras de Serrano "Después del primer puerto, el pelotón desaparece y cada uno toma su ritmo, el tráfico se hace más fácil y comienza la verdadera ruta" Cierto fue.

Llegamos a lo alto del puerto y giramos a la derecha hacia el este donde nos encotramos por primera vez el cotrol y el avituallamiento sólido de frutas y dulces. Estábamos en el limite provincial entre Málaga y Cádiz, limite fisico que marca este propio camino del Pto. de Quejigal.

Estábamos tranquilamente tomando unas refrescantes naranjas y rellenando los bidones en el avituallamiento del Cortijo del Polear cuando de repente una voz de un ciclista grita "¡Un kilómetro más abajo hay un compañero que se ha caído en una rodadera y se ha roto el hombro!" Aviso a Tomás para que tenga cuidado en la bajada por lo que nos podíamos encontrar. Cuando iniciamos el descenso, en menos de un par de minutos ya subia el camión verde con la cruz roja cuesta arriba en busca del herido. Alucinante la eficiencia de nuestra legión.
Avituallamiento km 26, "El Polear"
El descenso por el camino del puerto del monte es peligroso hasta la carretera, que se cruza y la pendiente se suaviza a la vez que el firme mejora. Rodamos ya por tierras gaditanas donde el descenso es contínuo pero con leves ondulaciones. El camino se hace muy rodador y se aumentan las velocidades medias. Pequeños, pero cortos, ascensos y descensos nos recuerda a nuestras pistas onduladas y rodadoras de nuestra comarca torrijeña. Es la típica zona devoradora de kilómetros. Aprovecho para comer una barrita de carne de membrillo que me sienta muy bien.
Kilómetros rodadores.
Pronto acabamos la bajada con un giro a izquierdas. Estamos en el punto más alejado de Ronda y más al norte de la ruta. Por asfalto ascendemos una pequeña loma que nos aproxima a Alcalá del Valle.

Nos separamos del asfalto y comenzamos un directo empinado y rápido descenso hasta Alcalá. Allí teníamos una emboscada a modo de tachuela. Nos lo habían adelantado, pero no lo conocíamos in situ.
Cruzamos el pueblo con más pena que gloria. Por mis adentros pensaba en la diferencia de público comparado con Arriate. Aquí apenas nos encotramos con la gente que por casualidad pasaban por la calle en ese momento, lo quise justificar con la lejanía a Ronda (este es el pueblo de paso más alejado de todos). Así, con esta sensación tan amarga nos encotramos con varios legionarios que antes de salir del pueblo nos ofrecen geles energizantes sobre la marcha, consigo dos. Un poco más adelante un nuevo punto de control, antes de salir de la localidad.

Tras pasar el control, estaba la emboscada y con ella... ¡¡¡Todo el pueblo de Alcalá!!!. Claro que el pueblo había salido a ver la ruta, pero no estaban dispersas por sus calles, estaban en LA CALLE. Una rampa de hormigón de 300m con el porcentaje de desnivel más alto de toda la prueba, un paredón del 30% a rebosar de gente a los lados, cual cima del Tourmalet en el Tour, el Mortirolo en el Giro o del Angliru en La Vuelta. 300 metros de habilidad de ascenso echando literalmente el pecho sobre el manillar y adelantando el culo sobre la punta del sillin. Molinillo 100% y las fuerzas venian directamente del aliento de los paisanos echados a la calle. Mucho cuidado por la cantidad de ciclistas que echaban pie a tierra o que directamente caían con sus carnes al hormigón. Una voz de Tomás, haciendo referencia al bloguero Zinatzli en el aire ¡¡¡More... El hormigón no engaña!!! Y que cierto es... Las rampas más duras sobre la bici han sido todas sobre este piso.

Ya en lo alto y orgullosos de no haber penalizado comenzó un satisfactorio falso llano en descenso y luego un leve ascenso en el que comentamos las buenísimas sensaciones que estábamos llevando en nuestras piernas. Casi sin darnos cuenta estabamos en el peculiar pueblo de Setenil de las Bodegas.

Previamente habíamos descendido hasta la hoz del río Trejo con alguna que otra peligrosa curva muy bien señalizada por parte de la Legión. Es espectacular el despliegue y la perfecta organización de este grupo militar. Sin escatimar en detalles y con una minuciosa ubicación en cada uno de los puntos en los que posiblemente podria haber algo de peligro o desorientación. En todos esos puntos siempre había un legionario. Cuando el aliento te lo permitia se agradecia con un simple !Gracias! que ellos respondían ¡A vosotros!

Llegábamos al ecuador de la carrera, Setenil, pueblo ubicado literalmente en una hoz con casas-cueva y montado unas en cima de otras. Los pelos de punta al pasar por su calle principal. A la derecha el rio, abajo, a nuestra altura las casas-bodega y levantando la mirada la roca literal como un balcon o techo natural sobre nuestros ojos. Idíllico. Ni las palabras ni las fotos hacen justicia a lo bello de esta localidad.
Setenil de las Bodegas.
Es aquí donde muchos de los acompañanates de los ciclistas vienen a pasar la mañana mientras que sus parejas o amigos compiten en la ruta. Es un buen plan. Cantidad de mujeres y niños en las calles eperando el paso de sus maridos y padres. De verdad es uno de los pueblos más caracterísiticos que he conocido.

Aquí se establece el avituallamiento más grande de la carrera, con el permiso de la comida en el comedor de la Legion. Aquarius, Coca-cola, sandwich mixtos, naranja, plátano, dulces e incluso tabletas de chocolate. Un par de vasos de Coca-cola sacian mi sed y reponen azúcares momentáneos, unos mordiscos al sándwich, relleno del bidon de agua y a continuar la ruta.
Avituallamiento km 50. Setenil
Salimos de este espectacular pueblo por una pista ancha que atraviesa un extenso y denso olivar. Siempre en contínua subida. Esta circunstancia, junto con el parón y el excesivo calor (el reloj ya marcaba la una y media del mediodía) me hacen sentir las piernas algo hinchadas. No me dan problemas, pero las noto algo cargadas y me mosquea. Tras estos tres densos kilómetros, llegamos al Cortijo de las Limosnas donde la ruta desciende hasta el río Setenil. Es una bajada brusca que hace cambiar el paisaje para rodar ahora encajonados paralelos al río con una vegetación de ribera con altos álamos y frescas hierbas silvestres. Aprovecho la inercia para relajar los músculos y masajearlos levemente. Aún quedaba mucha ruta por delante y más vale prevenir que curar.

En este bonito tramo, que remontamos aguas arriba, pasamos por un puente de madera que nos vuelve a situar en tierras malagueñas. Las temperaturas aquí abajo refrescan, cosa que mi cuerpo agradece, la humedad ahora se hace presente y el techo pasa del color azul anticiclónico a un verde espeso por la vegetación que este río proporciona. El río viene muy seco y con poca fuerza.

Este tramo concluye al llegar al Cortijo del Charco Lucero, justo donde el río había comenzado a encajonarse. Nosotros al ir en sentido opuesto, continuamos paralelos a él, pero ya fuera de esta densa vegetación.

Puerto del Quejigal.
Nos econtramos en la vereda de Sevilla a Ronda. De nuevo camino ancho y con un falso llano donde además recibíamos aire de cara. Tomás, que ya está curtido en batallas me avisa. "More, cuidado con este tramo que parece traicionero" Y cierto, era el tipico camino donde se te puede atragantar una ruta. Tus piernas y el aspecto del camino hacen que tu cabeza crea estar bien y apretar por encima de tu punto. Pero la realidad fisica bien es otra. Mantuvimos el ritmo a pesar que nuestro cuerpo nos pedía un poco más.

Cuatro largos y más feos kilómetros de la ruta. Desde que dejamos Setenil estábamos ascendiendo, excepto los pocos metros del tramo de bajada al rio. El camino empezaba a encajonarse de nuevo y el valle cada vez era mas estrecho. De pronto la pista pica para arriba de forma más seria. Nosotros continuamos con nuestra marcheta. Y de repente vemos un dragón por delante. Era Alfonso, que nos había tomado la delantera al principio de la ruta y en este tramo echó pie a tierra. "Estoy petado" nos dijo al adelantarle, le ofrecimos barritas o liquido "Tengo dopaje para todos los participantes de la carrera pero no puedo" Así pues lo dejamos detrás. Tomás me miro, le respondi con la mirada. Son muchos kilómetros juntos encima de la bici. Lo sé y el lo sabía. Se había empachado en la pista traicionera. Eso, nos dio confianza, nuestra intuición había acertado.

Llegamos al puerto de Quejigal y giramos hacia la izquierda para continuar el ascenso. Tomamos de nuevo la pista cordel que une el puerto del Quejigal con el Pto del Monte (que pasamos en nuestro primer ascenso hace ya un par de horas). Una pista muy ancha que ondula en lo alto de la Sierra de las Cumbres y en la que por momentos sentimos muy buenas sensaciones en las piernas, nos habíamos regulado perfectamente y aquello era un auténtico calvario de bikers. Durante estos kilómetros ondulados y en ascenso pudimos pasar, simplemente siguiendo nuestro ritmo, a casi un centenar de participantes. De nuevo mirada cómplice entre los dos. O estamos muy fuerte o todos se habían cebado con la pista traicionera de aproximación al puerto del Quejigal.

Con este buen ritmo llegamos a un nuevo control y avituallamiento, el último antes de llegar al cuartel de la legión donde comeríamos. Reposición de nuevo del agua del bidón. Un par de naranjas exprimidas directamente en la boca, dos vasos de Aquarius y medio platano al bolsillo por si acaso.
Legionario sellando en un control.

La ruta gira a la derecha para continuar ascendiendo un par de kilómetros más y situarnos en la cuerda de la Sierra de las Cumbres. Algunos tramos de fuertes ondulaciones perfectas para mi, con ascenso fuertes y muy cortos de apenas 40m, hacen que me crezca y me sienta a gusto y con fuerzas pasando en tan corto tramo de ascenso a varios bikers. Tomás me llamó la antención ¡More ten cabeza! Tenía razón pero iba muy cómodo.

Así llegamos a la bajada más peligrosa de la ruta. Dos kilómetros donde la ruta cruza perpendicularmente todas las curvas de nivel sin zigzagueo ninguno en su ladera, imposible de ascender al revés. Locos bikers se lanzan y nos adelantan por todos los lados. El camino está algo roto y con arena lo que lo hace más peligroso aún.

Nos pasa un compañero con casco de moto... Nos quedamos asombrados. Por como bajaba, ese casco lo necesitaba él y todos los que íbamos a su alrededor. Muchos de ellos sin avisar, ni respetar las trazadas. Por un momento me indigné con alguno llamándolo la atención; pero un "¡Tranquilo More que luego en las subidas los pasamos a todos!" me hizo relajar mi tensión y esbozar una sonrisa en medio de esos minutos de crispación. Que grande Tomás, que importante es. Pensé.

Cartel avisando de bajada peligrosa.
Al final de la bajada, se gira bruscamente a la derecha y se comienza a faldear la sierra antes de llegar al valle. Desde este bonito tramo se divisa ya a lo lejos el cuartel y la parte norte de Ronda. Es un estrecho sendero que recuerda mucho a los piedemontes de los montes de Toledo por la zonas de San Pablo y Sonseca. Un monocarril rodeado de arbustos cruzando arroyos que bajan jóvenes ladera abajo. Una especie de Vereda del Fraile, salvano las distancias, evidentemente. A la derecha la sierra, a la izquierda el valle.

Lo negativo de esto es que no puedes adelantar ni que te adelanten, y si tu ritmo coincide con los que te preceden, genial. Pero si no, no se disfruta igual. Contínuos subeybajas cortitos parando nuestro ritmo nos hace sentir algo de impaciencia, además todos los que nos precedían eran la mayoria los locos de la bajada anterior. Tomás estaba deseando pasar a estos torpes e indisciplinados bikers. Asi que, en cuanto ensachó el camino, alla que se lanzó con el More a rueda detrás suya. No lo oí, pero lo sé ¡Venga coño, ahí os quedáis! era lo que pasaba por la mente de Tomás... y también la mía.

Un nuevo descenso para llegar definitivamente al valle permitió que de nuevo nuestros "compañeros" nos adelantaran, inluído el del casco integral. Pero nuevamente el camino gira para esta vez llanear, y por tanto volver a adelantar a nuestros compañeros de los últimos kilómetros.

Ahora ya rodamos entre huertos y casas muy cercanas a Ronda, en la Barriada de las Latas, por el Camino de los Contrabandistas. La tierra se alterna con asfaltos mal cuidados. Volvemos a tenenr contacto con la personas que se asomana a las puertas de sus casitas de campo para ver la ruta.

Un nuevo giro nos hace descender definitivaente hasta el río Guadalcabacín, que ya vadeamos a los inicios de la carrera. En este río había adecentado un puente de madera en un lateral para cruzar, para cruzarlo había que bajar de la bici debido a la afluencia de ciclistas. Pero era tal el calor que azotaba en esemomento que no me pensé dos veces el vadearlo sin usar el bonito puente de madera y sin desmontarme; intentando salpicar lo máxmio posible a la voz de "¡qué fresquita cómo se agradece!" y a la vez recibir el aplauso de varios espectadores que por alli estaban mientras que volvía a adelantar definitivamente a los compañeros de descenso que llevabamos alternado dede kilómetros atrás.

Cruzamos a nivel la via del tren y paralelos a ella nos acompañó hasta la entrada del cuartel de la Legión.

Dos legionarios situados en la entrada del cuartel se cuadraron a nuestro paso con un enorme taconazo. Tomás y yo nos miramos sorprendidos y asustados... "!¿Eso ha sido a nosotros?! ¡Jodé qué importantes somos! jaja".

Dentro de este Cuarto Tercio de la Legión nos condujeron hasta el comedor. Estábamos en el kilómetro 78 y eras las 15:00 de la tarde. Un poco de sombra y descanso a nuestros músculos no los iba a venir nada mal. Asi que aparcamos las bicis y nos introdujimos en el comedor de los legionarios. Bandeja en mano y a la fila... Un bote de Coca-Cola, otro de agua. Una ensalada de arroz, un filete de pollo empanado y un yogourt. También ofrecían un perrito caliente y dulces de postre pero decidí no excederme.

Tomamos mesa y a comer. Se nos unió otro biker que habíamos estado haciedo la ruta a la par, nos reconoció como "los dos dragones" y nosotros como "el hombre de negro", ya que nos llamó la atención su maillot oscuro con el calor que hacía. Era granadino con el que entablamos una pequeña y distendida conversación.

Comiendo en el el cuartel.
Al poco llegaron el resto de los dragones. Se fueron sentando junto a nosotros uno a uno. Yo aprovecha a estirar, puesto que mis isquiotibiales volvían a sentirlos duros y pesados. Los parones normalemente me vienen bien, pero en esta ocasión no me estaba sucediendo así, los dos parones más largos fueron compremetedores con mis piernas. Tomás es más de sufrir con parones y me llevó todo el camino con prisas en avituallamientos. En la comida también tenia prisa, y yo en esta ocasión le seguí. Con 15 minutos de parón era suficiente.

Serrano nos avisó de los restantes 23 km. Eran los peores, cuatro subidas donde nos retó a no bajar de la bicicleta. Sabía él ya lo que nos encotraríamos. Solo un dato curioso. En estos últimos kilómetros ibamos a acumular el mismo desnivel que en los anteriores 78 km. Y con las piernas ya trabajadas. Era para, por lo menos, tener respeto. Hasta aquí habíamos llegado muy enteros de piernas y pecho.

"¡Cuidado con la subida a la ermita! que luego hay que bajar, subir, bajar, subir... bajar y subir la cuesta del cachondeo!!!"- nos advirtió Serrano. "¡Venga coño no nos tomes el pelo!"- le respondimos los dos. No nos lo tomó.

Al tomar de nuevo la bici y echar una mirada a nuestra chuleta, 4 repuntes sobresalian del perfil. "¡Jodó, tiene razón!" Nos miramos y continuamos nuestro viaje.

Salimos en ascenso del cuartel para salir a la carrereta MA-7401 y descender por la zona de La Indiana. Empezamos a ver a los duatletas que en el cuartel hbían abandonado su bicicleta para hacer su recorrido de 18 km en marcha. Recorrido que compartíamos los siguientes kilómetros.

Según bajamos tranquilos por el asfalto, observamos una construcción a media ladera del Peñón de Mures por donde marchan los ciclistas y duatletas delante de nosotros. "¡Mira Tomás ahí esta la hermita, tampoco es tanto la subida que nos ha dicho Serrano!"

Salimos del asfalto, cruzamos de nuevo la vía del tren y el arroyo Guadalcobacín. Lo que supone comenzar a subir. Ponemos nuestra marcheta adelantando a duatletas que aún van comiendo. La subida cada vez se hace más dura. A medidia que tomamos altura la pediente se endurce. Al llegar al primer recodo a la izquierda despertamos de nuestro sueño. Las construcciones que veíamos a lo lejos no era la ermita. Eran unas casas de labor abandonadas.

Ignorantes de nosotros, no sabíamos que tan solo habíamos rodado un cuarto del ascenso total a la verdadera ermita. Menos mal que el camino se suaviza durante unos metros, lo que nos permite recuperar momentáneamente el aliento. Primera metedura de pata de la jornada.

Subida a la ermita, desde las casas de labor abandonadas.
Las vistas a media ladera del valle del rio Guadiaro nos permiten recomponernos y relajarnos de nuestro absurdo sobreesfuerzo. Pero pronto el camino comienza a romperse y elevarse bruscamente. Tomás toma la delantera yo sigo su rueda, avanzamos penosamente sobre la bici. son casi las 16:00 y el sol no da ni un minuto de tregua. Observo que, excepto Tomás, yo y algún que otro valiente, todos van haciendo empuja bike. Una de dos, o estamos muy fuertes o somos unos ignorantes. Según adelantamos a los que iban empujando la bike vemos a gente tirada en algunas de las pocas sombras. El esfuerzo comienza a ser intenso y aún no sabemos lo que nos queda. La duda queda aclarada; somos unos ignorantes.

Empuja-bike de camino a la ermita.
Al adelantar a un marchador oigo una conversación en la que mi cabeza desestimo todas las palabaras y sintentizo en una: "...37 grados centígrados..." No puede ser. Decido bajar de la bici y no hacer ningún sobresfuerzo. Tomás continúa delante sobre la bici. Yo me uno al 95% de los ciclistas a empujar la bici. "¡Tomás no te quemes que no sabemos lo que nos queda hasta llegar a Ronda!" Unos metros más adelante Tomas sigue  mi postura y se da por rendido.

Así realizamos la última parte del ascenso antes de llegar a un precioso prado llano en lo alto de a cima. En medio de la cual se encuentra escondida la famosa ermita.
Prado antes de llegar a la ermita.

Bonito paraje por el que circulamos ahora como si de una caldera volcánica se tratase. Pastos verdes rodeados de picos graniticos puntiagudos al rededor. Pero lo mejor estaba por llegar. Teníamos por delante uno de los puntos más carácterísticos de esta ruta. La bajada a Montejaque desde la ermita. Un camino emepdrado de 9 peligrosas revueltas que nos descendería, encaramado a la pared rocosa, hasta la localidad que la venera.

Bajada a Montejaque desde la ermita.
No pasaríamos por el núcleo de esta población que se levanta espléndida ante nustros ojos en la falda opuesta del valle en la que nos encotramos y sí descenderemos muy rápidamente ahsta Benaoján por la carretera MA-7401.

Aquí aprovechamos un avituallamiento líquido para reponer líquidos, ya que el calor era axfisiante. En el cruce nos encotramos el algibe en forma de camión millitar cisterna, y un legionario a la voz de "¡Agua y "ago"!"

"Vale, agua, perfecto; pero ¿"ago"?" No teníamos ni idea de lo que nos quería decir. Una señora que allí estaba obsevando la situación se percató de nuestra ignorancia en el dialecto malagueño diciéndonos "¡Agua y "para abajo"!" Jodó, nos dijimos. Pues nada "ago"... o mejor dicho "para abajo".

Pronto de salir de la localidad por el asfalto nos desvían para seguir descendiendo hacia el río Guadiaro por una peligrosa bajada en la que la velocidad puede darte una mala pasada. Pero como siempre, allá donde consideres que debe haber alguien, ahí estaba, avisando de la peligrosidad que conllevaba la velocidad para un giro brusco muy próximo para conseguir salvar el susodicho río.

Estamos en la estación de tren de Benaoján, o lo que es lo mismo, el punto más al sur de toda la ruta; que además coincide con la cota más baja de estos 101 km.

Tomamos rumbo norte por un bonito paseo a orillas del Guadiaro remontando sus aguas por su margen izquierda. Al otro lado, bajo unos frondosos álamos un grupo de gitanos nos palmean a nuestro paso. Pronto llegamos de nuevo a la carretera MA-7401 donde nos separmos del recorrido de los duatletas y tomamos rumbo a lo que sería la subida más fatigosa de la jornada.

Fatigosa porque es un auténtico rompepiernas, en el sentido que perdí la cuenta de la veces que subí y bajé de la bicicleta. La alternancia de tramos ciclables e incilables de este ascenso fue lo que a la postre consiguió sacarme de punto.

Una subida absurda en su belleza, absurda en cuanto a técnina, y absurda en cuanto a fisica. Pero perfecta para la épica. Los kilómetros no pasaban, tal vez fuese el tramo donde más veces mire mi receptor de GPS en busca de una suma de kilómetros que no pasaban. Tomás empeñado en subir sobre la bici y yo dudoso de seguirle. Es la subida a la Torre de los Moros.

Una vez arriba. Nos encontramos con el cartel que en el inicio de todas las bajadas nos habíamos visto durante la ruta "CUIDADO BAJADA". Lo curioso de todo esto son los comentarios de bikers que por alli bagaban junto a mi. "¡Lo que tienen que poner es cuidado SUBIDA, porque tela la rampa de los ´cohones quillo´!" Al menos no era el único que no disfrutó con este tramo.

Un corto descenso por tierras de nadie hasta un nuevo arroyo para una nueva y corta subida en busca del último control y avituallamiento sólido, nos puso a penas 5 kilómetros de Ronda.

De nuevo hay que sacar el Pasaporte Legionario para que controlen nuestro paso. Mano al bolsillo, sacamos el carnet. Dedos a la maneta de freno, desbloqueamos el automático izquierdo, ponemos pie a tierra, desbloqueamos automático derecho, levantamos la pierna para bajar de la bici y "¡¡¡AAAAAaaaaaaaaaaaayyyyyy!!! ¡¡¡Joder!!! ¡¡¡No puedo, Tomás, no puedo!!! ¡¡¡Su p.ta madre!!!"

Como sufriese el mismísimo Rafa Nadal en aquella rueda de prensa, el isquiotibial había dicho basta. El cansancio, el calor, las continuas subidas y bajadas de la bici estaban pasando factura. Bajado de la bici seguí hasta el avituallamiento, tan solo 50 m más adelante. Agua, Aquarius, y naranja mientras realizaba unos buenos estiramientos.
Avituallamiento sólido y líquido.

Teníamos que completar el ascenso. Los estiramientos y el breve descanso me permitieron subir el último kilómetro sin problemas. Tras cruzar el collado pudimos tener ya contacto visual con Ronda. Estaba ahí. Un descenso hasta las Huertas de la Realasa por un bonito pinar, me permitio relajar estirar. La bajada la realicé frenando para ganar tiempo al descanso muscular.

Tras cruzar el rio Guadalevín el camino hace una serie de "eses" que aprovecho para subir sin forzar la pierna derecha, solo empujando con la izquierda. Pequeño escalón que supero sin problemas para afrontar la última bajada de la ruta que nos situaría a los pies del afamado Tajo de Ronda.

Nada mas cruzar de nuevo el río, comienza la Cuesta del Cachondeo. Muy propia su nomenclatura. Tomás se baja de la bici y saca su bandera de Torrijos, se la ata a modo de capa y para arriba.
Cuesta del Cachondeo, desde Ronda.

A falta de 3 kilómetros a meta se nos presenta un desnivel de casi 300m por una pista empedrada con un primer rampón durísimo. La zona es preciosa, pero el esfuerzo ya no me permite disfrutarla. Zona de huertas con Ronda arriba. Próxima y lejana. Comienzo la subida sobre la pierna izquierda pero al poco se me acalambra, tiro con la derecha y duro a penas 100m. De nuevo volvía a bajar de la bici.

Insisto a Tomás que ascienda a su ritmo. Él va mucho mejor. Mi pecho puede, no estoy fatigado, pero mis piernas ya han dado lo suyo. La segunda mitad de la rampa hasta que se convierte en asfalto es de empujabike. Mirada al suelo. Empedrado. Intento montar, pero al levantar la pierna para subirme, noto un amago. Desisto. "Joder levanta la mirada y disfruta que a esto hemos venido". Un espectáculo. A la izquierda imponente el puete del tajo de Ronda. Detrás todo un rosario de ciclistas. A la derecha las casas de huertas, y por delante el fin del calvario.

El empedrado pasas a ser asfalto, monto en la bici de nuevo. Y ahí me está esperando Tomas para entrar en la ciudad triunfadores.

Como si de una llegada de una gran vuelta se tratase, vallada su arteria principal con las gentes echadas en las calles aplaudiendo con una leve inclinación de la avenida para coger velocidad sin necesidad de machacar las piernas. Se agradece ese detalle. Motivante. Emocionante. Llegamos al Paque de las Alemadeas. El reloj no marca aun las 7 horas de carrera. Yo me quedaba contento con 8-9 horas.

Muy satisfecho. Fotos de rigor. Ladrillo al cuello y palabras por el micro "Vamos Torrijos, Vamos Toledo" para que la gente se entere que por aquí andan dos locos del centro peninsular. Abrazo emotivo.
Llegada a meta.

Una más Tomy. Una más...

Camino al hotel despacio con anécdotas y curiosidades. Ducha, descanso. Esperamos al resto de los dragones. Ya cambiados bajamos al núcleo del fin de semana a por nuestra segunda y merecida Cena de la Pasta. Nos la habíamos ganado.

Aún de noche seguían entrando ciclistas. El ambiente era espectacualr. Mujeres e hijos esperando la entrada triunfal de su marido y padre. Marchadores, esos si que tienen mérito, llorando a su llegada abrazados a sus familias tras las vallas. Indescriptible la sensación que esa imagen nos produce.

Tras la cena nos sentamos en unas terrazas a por un buen helado, y unos buenos gintonics. Unas buenas bromas con nuestros camaradas pepineros.

Gracias chicos. Gracias.

FOTOS OFICIALES
PÁGINA WEB DE "LOS 101 DE LA LEGIÓN"
TRACK PERSONAL PARA GPS



Fotos de las webs: 101 de la Legión, MTB Leganés, Panoramio.

17 comentarios:

  1. Osti, tío. Vaya crónica. Espectacular, me duelen las piernas de leerlo. Esta lectura me vale para convalidarla. Enhorabuena de nuevo a los dos. La marcamos para el 2013 aunque quede aún lejos

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    1. Jaja... Vale, te la convalido pero con un 5 raspado, tienes que ir para sacar nota.
      Alber, como te dije, es espectacular... Recomendable 100% incluso con la familia...
      La mayor dificultad, ya sabes. Pillar plaza...

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  2. javier_ripoll@hotmail.es29 de mayo de 2012, 12:41

    Buena crónica y gracias por poder compartir ese fin de semana con vosotros, Ronda no defrauda a nadie ¡¡¡¡

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  3. Como bien has dicho al comienzo, no hay palabras para describir la ruta, lo puedo comparar con esto, no tengo palabras para la cronica jejeje

    Eres muy grande y cada dia estoy mas orgulloso de poder hacer estas cosas contigo. Un abrazo hermanito

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  4. Gracias Javi por acogernos como dos dragones más... Nos hicisteis sentir muy a gusto.

    Tomy, solo piensa en todas las que nos quedan por delante... Simbiosis sobre la bicicleta en los caminos!

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  5. Auténticamente emocionante. Felicidades por vuestra gesta.

    Enhorabuena por el blog, es de lo mejor que se puede leer.

    Repito nuevamente, FELICIDADES.

    Saludos desde Olías. Luis

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  6. Muchas gracias Luis. Reconozco que las crónicas a veces son excesivamente densas, como es este caso. Pero escribo para distraerme y de paso compartirlo. Supongo que quien realmente lo disfruta es el que ha hecho la ruta y se va trasladando a esos lugares por los que pasó. Pero si consigo entretener y hacer disfrutar a la gente con ello, mejor que mejor.
    Vuestros comentarios son la mejor forma de recompensar y animarme a seguir con este blog.
    GRACIAS

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    1. Que van a ser densas las crónicas. Tienen ese puno justo de verdad, que hacen desear intentarlo, trasmiten la pasión que pones al practicar tu afición y con ella nos incitas a disfrutar tanto como tu

      Saludos desde Olías. Luis.

      Sigue así

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  7. Nachete y su Cohete30 de mayo de 2012, 0:20

    enhorabuena por la cronica fue un placer compartir algunos ratos con vosotros.

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    1. Muchas gracias Nacho! Gracias por todo! Enhorabuena a ti y a Jose por atreveros con el duathlón. Eso sí que es duro!!!

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  8. Hola David, como dijiste me he preparado de pipas y cervezas pero me he quedado corta de estas.
    Después de tal descripción sobre esta aventura, me siento como un participante más de la misma, eres la POLLA, al paso por meta me has hecho que se humedecieran los ojos, sentía como si mi mujer y mi hija estuviesen allí, esperando que llegara. El año que viene intentaré estar con vosotros.
    Enhorabuena a los dos.

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    1. Ya te comenté Manolo que es un gran plan de fin de semana para las familias. El paso por Setenil estaba lleno de los familiares que aprovechaban esa mañana para visitar el precioso pueblo y tomar una rápida cerveza al paso de sus maridos/novios.
      Os lo aconsejo al 100%. El año que viene no hay que fallar!!!

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  9. ENHORABUENA POR TU CRONICA, ME HA PARECEDI ESPECTACULAR.ESPERO QUE LA PROXIMA CRONICA CON MOTIVO DE LA PARTICIPACIÓN EN ESTE EVENTO REFLEJE MI NOMBRE EN ALGUNO MOMENTO,JEJEJEEJ.
    UN ABRAZO

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  10. Tu nombre si sale reflejado Juanjo... Aunque para el año que viene tiene que salir de continuo por toda la crónica...
    Gracias por leer el tostón, aunque me consta que no de un tirón jajaja

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  11. Muchas gracias por tu crónica. Me ha emocionado. Somos un grupo de dos compañeros que intentarán coger plaza el año que viene. Tu relato me aporta mitad ánimo y mitad "miedito" jajaja. Saludos desde Almería.

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  12. Muchas gracias por tu crónica. Me ha emocionado. Somos un grupo de dos compañeros que intentarán coger plaza el año que viene. Tu relato me aporta mitad ánimo y mitad "miedito" jajaja. Saludos desde Almería.

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  13. Pues mucho ánimo! Es una gran experiencia, siempre y cuando estéis preparados para ello!!!

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