Casi cuatro horas más tarde, habíamos llegado a Bourg-Saint-Maurice donde establecimos nuestro tercer y último cuartel general; que dicho sea de paso, fue el mejor. El Chalet Mathilde, regentado por Ben, un joven inglés que nos esperaba en la puerta para recibirnos y mostrarnos esta lujosa casa.
Chalet Mathilde |
Disfrutando de la lujosa casa |
Mirando la cima del Mont Blanc |
Dos horas son las que teníamos por delante hasta llegar a Chamonix, ciudad del Mont Blanc. Dos horas que pasaron entre cabezadas y vistas a unas carreteras que comenzaban a poblarse de autocaravanas debido a las tres jornadas alpinas del Tour, que en la edición de este año rendía homenaje a la gran Montaña Blanca.
Teleférico de Chamonix |
Lugar que ofrece unas vistas impresionantes del Mont Blanc, al que aún quedan otros mil metros para llegar a su cumbre, eso sí, ya por tus propios pies y con glaciar entre medias. Si eres capaz de obviar al resto de turistas y centrar tu atención más allá de la barandilla metálica, se transformará en un lugar y momento místico.
Chamonix, desde Aguille du Midi |
Buscando el Materhorn |
La legua glaciar que queda a nuestros pies, no cansa nuestras miradas. Parece hipnotizarnos con su blancura extendida. Alpinistas encordados la recorren en búsqueda del pico más alto de esta Europa Occidental con sus 4810m.
Glaciar del Mont Blanc |
Con el cuerpo y mente completamente renovados, iniciamos la vuelta al valle por las mismas vías que nos permitieron llegar hasta este bello lugar.
Poco más tarde de las tres de la tarde llegamos a nuestro cuartel general. Una comida a base de pasta fue suficiente para iniciar la segunda parte del día.
ASCENSO AL COL D´ISERAND
El col d´Iserand sería la cima más larga de todas las propuestas en el viaje. 46 km de ascenso hasta ascender 1900 metros de desnivel, llegando a una cota de 2770 msnm. Todo un clásico coloso alpino. Y teníamos toda la tarde para afrontarlo.
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Cierto es, que la excelente ubicación de la casa, a las afueras de Bourg-Saint-Maurice, nos permitía ahorrarnos los cinco primeros kms. No obstante seguía siendo un puerto de más de 40km de ascenso.
El mercurio en el valle y a estas horas del día sobrepasaban los 30ºC. Eso, unido a la digestión que aún se estaba llevando a cabo en nuestros cuerpos, nos impidió disfrutar de los primeros kms de ruta.
Galerías en el ascenso |
El tráfico es denso e incluso molesto en estos primeros compases de la ascensión. La pendiente no disminuye hasta el momento en que dejamos atrás las curvas de herradura, poco después de cruzar el segundo de los pueblos.
Ahora el camino se torna cuasi rectilíneo, incluso ayudándose con alguna galería que obliga a saltar las aguas por encima de la carretera. Sería un perfecto aperitivo para el segundo sector del este bello ascenso.
Lac du Chevril |
Nosotros seguiremos rectos. Adentrándonos en el segundo sector del ascenso. Seis kms de llaneo, e incluso pendientes negativas, por largas viseras que rodean el margen derecho del lago y donde es recomendable tener una luz de posición en la bici.
Galerías en el tramo de descanso |
Un valle llano bien aprovechado y urbanizado para la explotación de actividades invernales. Edificios y construcciones con buena planta.
Antes de abandonar el núcleo urbano más importante del ascenso, buscamos una fuente para rellenar nuestros bidones a la vez que preguntábamos cuántos eran los kms restantes hasta la cima. "diez, siete" nos decían unos "uno, siete" nos decían otros. Conclusión. "Diecisiete"
Val d´Isere |
Compañeros como Sergio y Lito que aparecieron desde atrás, pensando que iban por delante. Ahora ya todos juntos, excepto Victor, que marchaba por delante, atacamos definitivamente el ascenso.
La temperatura se había reducido notablemente, así como la hora de la digestión parecía concluida. Las buenas sensaciones volvieron a mi cuerpo justo en el momento adecuado.
De camino al Pont-St-Charles |
El sol empezaba a perder la batalla ante las nubes que comenzaban a poblar el cielo. La carretera se dirigía sin duda alguna hacia la frontera italiana. Al frente una muralla natural que impide el paso obliga a la carretera a cruzar el Puente St-Charles para tomar un nuevo rumbo, ahora ya al otro lado de la ladera.
El ascenso se va haciendo patente, dejando Val d´Isere bajo nuestros pies. El ritmo es alegre y las piernas responden con viveza a las imágenes que la vista percibe.
Val d´Isere |
Últimas curvas del puerto |
Neveros de más de 3 m |
Lac d´Iserand |
Tocaba ahora descender por la misma vertiente pero... error. El exceso de confianza se paga caro. El chubasquero se quedó en la casa y bajar con el simple maillot empapado sería la ruina de mi viaje. Gracias que siempre me acompañaba la bandera de Torrijos. Esta es la que usé bajo mi maillot para proteger mi pecho del frío. Puedo decir literalemente que mi pueblo me salvó de un gran resfriado...
Col de l´Iserand, 2770m |
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