jueves, 23 de junio de 2016

Costa este asturiana. Desfiladero de los Beyos. Riaño. Pto San Glorio.

El cuarto día estaba predispuesto para subir a Bulnes en su funicular y hacer una dura ruta que nos comunicase desde la Villa hasta el collado Pandébano, dirección Refugio del Urrielu y volver el canal de Cambuero.

Pero las previsiones de los días previos nos estaban confirmando que las mañanas soleadas se tornaban tormentosas a primeras horas del medio día. Eso, y que el cuerpo ya pedía algo de tregua, nos obligó a cambiar nuestro planes.

Planes que hicieron tiritar de miedo al coche cuando conoció el programa del día. Una verdadera kilometrada nos esperaba por delante...
Playa Andrín, costa este asturiana.
La idea era clara. Visitar las playas en las pocas horas de sol que nos quedaban. Comer en Cangas de Onís. Y esperar a que llegase la tormenta para rodar en coche bordeando el perímetro sur de los Picos de Europa; desfiladero de los Beyos. Embalse de Riaño. Y llegar a la comarca lebaniega por el bonito puerto de San Glorio.

Así pues nos dirigimos hacia el primer punto del día. Mirador de la Boriza. Desde allí, unas imponentes vistas de las playas de Andrín y Ballota. Escenarios cinematográficos que fueron utilizados para varias películas de producción española como "El Abuelo". El islote de Ballota le da a esta playa un aspecto casi caribeño. Y su muro natural, separa a nudistas del resto de bañistas.
Playa Ballota
Siguiendo la costa hacia el oeste, llegamos a la pequeña localidad de Cué que esconde entre sus laberínticas calles el acceso a su espectacular playa.

Prados y acantilados nos dan la bienvenida. Pero es el agua la que descontextualiza completamente el lugar. Confirmando lo que las anteriores playas dejaban intuir. El Caribe parecía haberse instalado en el norte peninsular. Las aguas turquesas y límpidas invitaban a un baño hipnótico. Baño del cual despertarás con tan solo introducir el pie en su interior. El frío cortante nos devolvería a la realidad.
Playa de Cué
Continuando la marcha, llegamos a Llanes. Sin introducirnos en sus calles, aparcamos junto a la playa Toró. Curiosa por sus piedras puntiagudas salientes en el arenal. Una cerveza refrigerante y un paseo relajante son suficientes para saciar la ansiedad del viaje.
Playa Toró
Si la marea coincidiese que está en bajamar. Hay cantidad de playas que merecen la pena visitar, pero de las que no daremos a basto para ver. Todas se concentran en tan solo cuatro kilómetros de costa.

Poo, San Martín, Celorio, Borizo, Troenzo, Sorraos, Barro. Merecen la pena hacer coincidir una tarde con bajamar y enlazar unas con otras en un liviano paseo por los arenales y acantilados que quedan desnudos cuando hay bajamar. Muy cerca de ellas, pero algo separada, se haya la playa Torimbia. También con imagen de postal.
Ría de Niembru
Pero hoy debemos seguir. La marea se muestra alta. Por lo que todas estas playas, si no desaparecen, pierden su encanto. Por contra, la ría de Niembru se muestra elegante. Con su iglesia orgullosa dando entrada a la localidad escondida entre las lomas. Desde el mismo coche podemos divisar esta bella estampa.

Las nubes muestran su ímpetu en ganar la partida al sol. Es el momento de despedirnos de la costa para tomar rumbo al interior. Cangas de Onís nos espera para comer unas fabes junto a su afamado puente romano. Sería el punto y seguido a la jornada de hoy.
Puente romano, Cangas de Onís
La carretera nacional 625 es una belleza en sí misma. Una auténtica simbiosis la producida por el humano para crear un paso por la única apertura permitida por la naturaleza. Es el río Sella el que vertebra y conduce el trazado por lo más profundo de este imponente desfiladero.

Es este mismo itinerario el que dicta el límite occidental de los Picos de Europa. Itinerario por el que tornaremos a una nueva comunidad. La de León. Pero antes, una cascada, previo paso por el puente de los Grazos, nos permitirá detener la marcha para observar esta espectacular caída de agua.
Cascada de Grazos
Ensimismados en lo angosto del terreno, casi podremos llegar a sentir cierta claustrofobia. León llega con cierta dilatación en el valle. A la misma vez que vamos tomando altura por la ladera de la montaña, llegaremos a Oseja de Sajambre. Localidad que dispone de unas imponentes vistas de este valle que comienza a abrirse a nuestros ojos.
Puerto Pontón
En lo más alto del puerto del Pontón, a la que también llega una carretera desde los municipios de Valdeón, cambiamos de vertiente y en la que ya podemos decir que hemos conquistado la meseta.

Solo queda dejarse llevar por los prados hasta llegar al polémico embalse de Riaño.
Embalse de Riaño
Sin parar en esta localidad con corta y controvertida historia, seguimos nuestro camino hacia los municipios de la Reina.

Villafrea, Barniedo, Portilla y Lánaves. Todos ellos con apellidos "de la reina", van dando paso a uno de los puertos más bonitos de la zona. San Glorio.
Puerto San Glorio

Antes de coronar este puerto. Podemos ascender, en camino de ida y vuelta, al collado de Llesba o mirador del Oso. Unas vistas que te dejarán sin palabras.

Ya solo queda dejarse llevar hasta llegar a Potes. Nueva localidad con nombre propio y donde estableceremos nuestro nuevo cuartel general para los próximos días. Ahora ya en terreno cántabro. En el corazón del valle de Liébana.
Mirador del Oso, collado Llesba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario