sábado, 23 de enero de 2016

Torrijos: Ermita de Melque y castillo de Gálvez

Siguiendo la lista de rutas con inicio en nuestra localidad; y que parten en busca de objetivos geográficos, históricos o culturales cercanos de la comarca o provincia. Hoy os traigo este interesante camino, abierto hasta la bella e histórica ermita de Nuestra Señora de Melque, así como del olvidado y desolado castillo de Gálvez.
El grupo en el castillo de Gálvez
Son solo dos edificaciones, con sus diferentes historias, de las muchas que guarda esta interesante y bella zona del margen izquierdo de nuestro río Tajo a su paso por nuestras tierras.



Pero no solo serán estos los puntos interesantes del día, sino que el propio trazado utilizado para llegar hasta ellos, también tiene su particular interés histórico/cultural; y no es otro que el de la transhumancia. Sí, el del remoto tránsito de ganado por las tierras españolas. Nos ayudaremos de esta olvidada Cañada Real Segoviana, para darle un uso diferente al de su origen. Tránsito; pero en esta ocasión de ciclistas ávidos de aventuras, y no de reses en busca pastos. El ocio por la labor.

La cañada nos dirige sin vacilación, desde la salida hasta las proximidades del primer punto de interés de la jornada. Transcurriendo siempre paralela al trazado de la carretera CM-4003, hacia el sur. Serpenteando. Vacilando. Jugando incluso, a veces, al despiste.
Gran grupo a la salida.
Si somos fieles a su recorrido, nos permitirá cruzar el canal de Castrejón y el vetusto puente sobre el río Tajo, para demostrarnos la aplastante diferencia de orografía existente entre ambos márgenes del río. Los arcillosos campos de cultivo dejan paso a olorosas jaras y vistosas encinas. La tierra se torna rojiza y pedregosa. Y del suelo, comienzan a manar moles graníticas.

Es arroyo Cuevas el que ahora se una a nuestro camino. En su juego con nosotros, la Cañada se esconde. Desaparece. Así que, para conseguir nuestro objetivo, debemos afrontar un duro repecho que pondrá nuestro físico a prueba. Si con ello no fuera suficiente, un sendero y unas tierras labradas salpimentan este duro, pero bello tramo de la jornada, que también pondrán a prueba nuestra técnica sobre la bicicleta.
Sector duro pero divertido
Un nuevo camino nos espera al otro lado, flanqueado por encinas y con piedras que manan bajo nuestras ruedas. Será este el que nos dé el definitivo acceso a la ermita.
Ermita de Melque (www.elpuentedeltiempo.es)
Un breve descanso será suficiente para desandar parte del camino y continuar en búsqueda del segundo objetivo de la jornada. Rodando por caminos adecentados. Por zona alta, pero con amenos y placenteros repechos. Un puente recurrente. Y el camino nos lo traza una canalización de agua que casi busca la paralelidad con las curvas de nivel.
Paso sobre arroyo
Cuando comienza a verse Gálvez, a la derecha, podremos empezar a busca a nuestra izquierda las tres torres del castillo que aún se mantienen en pie. Orgullosas de su victoria ante el tiempo y la humanidad. Una nueva parada para disfrutar de este bello paraje e imaginar la vida que se llevó en este mismo lugar, siglos atrás.

Lo que resta ahora de camino solo es diversión y disfrute. Previo pago de un leve calentamiento de piernas para ponernos de nuevo en marcha.
Aproximación al castillo de Gálvez
Ahora toca descender, serpenteando entre encinas, esquivando charcos o piedras que asoman tímidas entre la vegetación. Sin esfuerzo. Disfrute. Puro MTB. Velocidad, decisión. Y una última oportunidad de recargar el bidón gracias a la fuente de unos caseríos en medio de todo este idílico encinar. Donde, si tienes suerte, puedes llegar a ver corzos galopando a sus anchas.

Un entramado de caminos encubiertos nos dejará en la vega del Tajo. A las puertas del impresionante Palacio de Ventosilla. Escondido entre el paso del tiempo.

Las Barrancas asomaron su silueta kilómetros atrás. Pero es ahora cuando se hacen presentes con toda su majestuosidad. Imponentes cortados cincelados en el tiempo por la erosión del meandro que el río crea en este lugar.
Descansando. (by Hipola)
Camino arduo el que nos queda hasta llegar a Torrijos. Monótono. De nuevo ya en esta vertiente poco agraciada del río. Los Toboganes, lo llaman; pero de divertidos tienen poco.

Solo queda la motivación del trabajo bien hecho. Del disfrute de la jornada. Del haber pasado un rato ameno con gente que merece la pena. De la cerveza que nos espera en la llegada. Y de, ¿por qué no?, soltar la última chispa que nos queda en nuestro desván energético para sacar unas sonrisas pícaras entre los compañeros.

Y para terminar. Una buena celebración. Como solo nosotros nos lo merecemos. Tertulia con anécdotas. Y risas. Muchas risas. De sentirte bien rodeado. De la liberación de endorfinas.

De sol, cerveza y algo para mojar. Que para eso somos Bike & Pelotis.
Celebrando la ruta.

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