El grupo en el castillo de Gálvez |
Pero no solo serán estos los puntos interesantes del día, sino que el propio trazado utilizado para llegar hasta ellos, también tiene su particular interés histórico/cultural; y no es otro que el de la transhumancia. Sí, el del remoto tránsito de ganado por las tierras españolas. Nos ayudaremos de esta olvidada Cañada Real Segoviana, para darle un uso diferente al de su origen. Tránsito; pero en esta ocasión de ciclistas ávidos de aventuras, y no de reses en busca pastos. El ocio por la labor.
La cañada nos dirige sin vacilación, desde la salida hasta las proximidades del primer punto de interés de la jornada. Transcurriendo siempre paralela al trazado de la carretera CM-4003, hacia el sur. Serpenteando. Vacilando. Jugando incluso, a veces, al despiste.
Gran grupo a la salida. |
Es arroyo Cuevas el que ahora se una a nuestro camino. En su juego con nosotros, la Cañada se esconde. Desaparece. Así que, para conseguir nuestro objetivo, debemos afrontar un duro repecho que pondrá nuestro físico a prueba. Si con ello no fuera suficiente, un sendero y unas tierras labradas salpimentan este duro, pero bello tramo de la jornada, que también pondrán a prueba nuestra técnica sobre la bicicleta.
Sector duro pero divertido |
Ermita de Melque (www.elpuentedeltiempo.es) |
Paso sobre arroyo |
Lo que resta ahora de camino solo es diversión y disfrute. Previo pago de un leve calentamiento de piernas para ponernos de nuevo en marcha.
Aproximación al castillo de Gálvez |
Un entramado de caminos encubiertos nos dejará en la vega del Tajo. A las puertas del impresionante Palacio de Ventosilla. Escondido entre el paso del tiempo.
Las Barrancas asomaron su silueta kilómetros atrás. Pero es ahora cuando se hacen presentes con toda su majestuosidad. Imponentes cortados cincelados en el tiempo por la erosión del meandro que el río crea en este lugar.
Descansando. (by Hipola) |
Solo queda la motivación del trabajo bien hecho. Del disfrute de la jornada. Del haber pasado un rato ameno con gente que merece la pena. De la cerveza que nos espera en la llegada. Y de, ¿por qué no?, soltar la última chispa que nos queda en nuestro desván energético para sacar unas sonrisas pícaras entre los compañeros.
Y para terminar. Una buena celebración. Como solo nosotros nos lo merecemos. Tertulia con anécdotas. Y risas. Muchas risas. De sentirte bien rodeado. De la liberación de endorfinas.
De sol, cerveza y algo para mojar. Que para eso somos Bike & Pelotis.
Celebrando la ruta. |
Que grande eres More!!!!!
ResponderEliminarYa sabes tú, que sin vosotros... Esto no sería lo mismo.
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