Perfecta para iniciar a los más pequeños en esto del senderismo.
Cuatro kilómetros de ida y otros tantos de vuelta por un sendero que se mantiene fiel a los 1500 m de altura iniciales, por lo que no se acumula un desnivel nada significativo.
Para llegar al inicio de ruta con el coche debemos cruzar el bonito pueblo abulense de Casillas y continuar el ascenso por su puerto. El asfalto desaparecerá a falta de un par de kilómetros, pero la pista continúa hasta lo más alto.
Otra opción, es iniciar la ruta desde el mismo pueblo, pero esto endurecerá la dificultad física de la jornada.
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Ladera abajo siempre podremos observar el pantano de El Burguillo mientras el camino serpentea según las vicisitudes del terreno. Incluso, si tenemos suerte, podremos ver sobre nuestras cabezas como revolean algunas rapaces planeando sobre este espacio reservado para ellas.
Una vez hayamos llegado al Pozo de Nieve, podremos descansar, recuperar energías. Disfrutar del bello prado donde se halla y curiosear el gran pozo de nieve y su humilde refugio
Tras el reposo toca toma la decisión de volver sobre nuestros pasos (ruta lineal de ida y vuelta) o continuar con la parte dura de la ruta (circular) Si tomamos esta segunda opción, nos espera por delante el ascenso al pico Casillas, también conocido como pico del Mirlo (1768m).
Así pues, el camino se endurecerá considerablemente ascendiendo siempre por una ancha pista que hace también las veces de cortafuegos.
Dos kms y medio y 300m de desnivel nos separarán de la cima. Nos lo tomaremos con la calma necesaria, ya que las vistas desde arriba bien merecen este pequeño esfuerzo.
La bajada, la realizaremos por la misma cuerda de la montaña hacia el oeste en busca del punto de inicio. Ya todo en descenso por el cortafuegos roto pero sin mayor dificultad.
Una vez en el coche no debemos marcharnos de la localidad sin tomar una cerveza con sus características patatas revolconas.
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