domingo, 13 de diciembre de 2015

Cadalso y el pinar de Almorox

Ruta esta que define a la perfección lo que denominamos una etapa "rompepiernas". De esas que acabas con una sensación plena de trabajo en las piernas.

Afortunadamente, existen diferentes pasos por carretera que nos darán múltiples opciones de recortes por si se nos atragantara la jornada.

Sus poco más de trescientos metros de desnivel entre las cotas más baja y alta, y sus algo más de 1.500 m de ascenso acumulado positivo; lo dicen todo sobre el perfil de "serrucho" que nos vamos a encontrar.
Embalse del Romillo
Rampas duras, pero cortas, rozando la veintena porcentual. Rampas suaves y permisivas. Livianas bajadas, y alguna agresiva trialera. 

Pistas, senderos, cortafuegos y leves rodadas, casi escondidas, que nos obligarán a confiar ciegamente en el GPS. Todo ello nos harán disfrutar de una jornada muy completa también a nivel emocional.

En resumen; es una ruta tan disfrutona como dura que no debemos subestimar. Pero con rincones que bien merecen la pena descubrir.

Solo un pero, la senda trialera en descenso marcada con waypoint. Imposible de realizar subido a la bici por lo rota que está. Mucha atención y cuidado en este tramo.

Especial atención hay que tener con la previsión de agua si la ruta se va a realizar en épocas de calor por falta de puntos de agua.


Saliendo desde Cadalso, los primeros diez kilómetros serán hacia el sur en busca de Almorox. Cómodo descenso con algunas pequeñas, puntuales y cortas rampas de obligado paso para salvar algunos arroyos situados en esta primera parte del recorrido. 

Alternaremos estrechos senderos entre muros limítrofes, con anchos y adecentados caminos. Pequeños huertos, olivares y encinares se mostrarán a nuestro paso. Y una asombrosa cantera de granito a cielo descubierto que nos acompañará hasta abandonar la comunidad de Madrid.

Cruzaremos por la Cañada de Talavera, que en este punto establece la frontera limítrofe regional. Rodaremos por caminos poco transitados donde el rocío salpicará sobre nuestras piernas. Pequeños prados vigilados por desordenadas encinas empeñados en jugar al despiste con nosotros.
Encinares en nuestro paso.
La silueta de Almorox aparecerá sobre nuestros ojos para avisarnos del final de este liviano primer tramo. El camino torna a la izquierda y nos dirige hacia un serio desnivel negativo donde debemos tomar especial cuidado y atención.

Tocará ahora ascender hasta retornar de nuevo la Cañada Talaverana. Desde ella no debemos saltarnos un bonito y escondido sendero que nos dirigirá hacia el desconocido y bello manantial del Romillo. Lo cruzaremos por el mismo dique de la presa para salir por una dura rampa.
Bonitos pinares.
Antes de salir al asfalto afrontaremos dos pasos técnicos para salvar sendos arroyos. Tan bonitos como peculiares, que nos sorprenderán por sus escondidos y atrevidos senderos.

Una vez cruzado el asfalto de la nacional, estaremos oficialmente en el pinar de Almorox. Y como buena toma de contacto, un aceptable camino nos da la bienvenida y nos acompaña hasta la urbanización que toma su nombre.

Aquí, en el asfalto urbanizado, las cuestas nos darán su tarjeta de presentación.
Saldremos por todo lo alto, por su depósito de aguas para descender violentamente por un cortafuegos que pondrá a prueba nuestros discos de freno.
Senderos entre pinos.
Una vez abajo, iremos en busca de lo que puede ser el tramo más bonito de la jornada. Deberemos confiar ciegamente en el GPS para encontrar el rastro de un bello sendero que asciende paralelo a un arroyo. Tramo a penas pisado y que dependiendo de la temporada su huella puede desaparecer.

Este tramo muere en un pista que continúa ascendiendo y por la que podemos recortar por otro bonito tramo antes de descender de nuevo a la urbanización del pinar de Almorox.

Nos toparemos con unas puertas que nos impiden el paso al asfalto y giraremos la mirada a nuestra derecha donde se mostrará ante nuestros ojos el muro de la jornada.
Senderos escondidos.
Arriba tomaremos el oxígeno suficiente para disfrutar de otro tramo bello. Con ondulaciones suaves, paralelo a la carretera.

Cruzaremos una pista y volveremos a ser sumisos del GPS para encontrar otra bella senda de no más de una cuarta, con huella casi imperceptible, que nos dejará en el antiguo asfalto de la nacional para iniciar una bonita y suave subida por este espectacular pinar.

Cruzaremos la carretera de Villa del Prado para continuar ascendiendo, ahora ya casi conquistado de nuevo por encinares y tímida presencia de jaras. Caminos pedregosos ahora, que nos acercan a la primera cota con entidad de la jornada.
Ascendiendo entre pinos.
El consiguiente descenso, con alguna respetable curva, nos dejará en un extenso prado. De nuevo se hará imprescindible el uso del GPS para tomar la senda correcta y salir de este bello lugar. 

Cruzaremos la nacional para adentrarnos de nuevo en el pinar que parecía haber desaparecido en los últimos kilómetros.

Tramo cómodo en descenso hasta el cruce de la carretera de Cadalso que continúa hasta desembocar por tercera vez en la cañada talaverana.

Abandonaremos esta para tomar un camino divertido y ondulado que nos dirige a una interesante y adecentada área recreativa.
Día perfecto
Un nuevo paso por la carretera de Cadalso, nos obliga a transitar unos metros por su asfalto con cuidado de no saltarnos el desvío que aparece escondido.

Desvío con susto para nuestras piernas que ya vienen notando el cansancio acumulado. Un serio ascenso nos pone a prueba la moral más que las piernas.

Es este un sector que transita por pistas de pinares que nos lleva casi al mismo punto por el que pasamos kilómetros antes y que da acceso a la parte más desolada y fea de la jornada.

Un campo abierto donde los pinos desaparecen y las moles graníticas emergen sobre la tierra. Un nuevo susto antes de volver a tierras madrileñas.

Tras el cruce de una nueva carretera tomamos una pista ancha que nos dirige hacia una subida trialera, pero accesible, que empieza a poner las piernas en un nivel de reserva.
Aproximándonos a Cadalso
Haremos una nueva aproximación a esta carretera que será la última opción de recorte. El ascenso se mantendrá ahora entre lanchas de granito y pinares con vistas hacia el cerro de Guisando y Cebreros.

Estamos a punto de afrontar el último descenso de la jornada. Que nos avisa con un aperitivo roto, pero factible, antes de tomar el sendero imposible.

Roto por motos de cross que tampoco son capaces de afrontar este salvaje tramo. Estaremos obligados a bajar de nuestra montura hasta llegar a lo más bajo del arroyo del Boquerón. No será más de un km. Pero en este punto las piernas no está ya para "sorpresas" como esta.

Todo será compensado por el camino que se sucede. Rodador, cómodo, alentador.
Escultura a los canteros, el "hombre del mazo"

Cruzaremos la carretera de San Martín para acceder al tramo final. Camino con vegetación de ribera del arroyo Tórtolas que da un toque especial. Único tramo con árboles de hoja caduca. Cruzaremos el arroyo para afrontar el último ascenso. Liviano en sus inicios, pero traicionero en sus metros finales.

Dará igual, estaremos ya en Cadalso. La escultura en homenaje a los canteros la tomamos como propia como si el gran hombre del mazo se tratara. Hombre del mazo del cual será difícil escapar en una jornada como la de hoy.

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Nueva ruta que recorre la misma zona; con algunas variantes y partiendo desde Almorox. Evita el tramo de la trialera rota.


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