martes, 3 de septiembre de 2013

Por los bosques y costas de Comillas

Espectacular ruta por los bosques y costa este de Comillas. Todo un disfrute visual para todos aquellos bikers del centro peninsular que no acostumbramos a visitar estos parajes sobre la bici.
El azul del mar, estampa imposible en nuestra tierra.
El rodar junto a ese intenso y lineal azul del mar, combinado con el ondulado verdor del los prados y los recortados acantilados, hace que el rompepiernas característico de la zona con los continuos sube y baja, resulten excesívamente amenos.
Manolo, Lolo y Juanjo, grandes compañeros.
La idea era la de adentrarnos levemente hacia los montes en la ida hasta Suances, para volver lo más pegado a la costa.

Y como bien ocurriera en el Camino de Santiago del Norte o de la Costa, el rodar junto al mar Cantábrico no es sinónimo de llanear. 75km y 1300m d+. La mitad del desnivel en la ida con dos largos repechos por bosques de eucalipto y la otra mitad a la vuelta por continuos sube y baja paralelos al mar.

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La salida la realizamos desde lo alto del mirador de la ermita de Sta. Lucía, en Comillas, para descender y hacer los primeros kilómetros por asfalto hasta Liendres donde nos desviamos para adentrarnos en un denso maizal.
Llaneando por maizales junto al arroyo de la Mina.
Una combinación de carreterines y caminos por estos campos de maíz nos deja a las puertas del primer ascenso serio de la jornada.

Abandonamos el tramo del arroyo de la Mina para empezar a tomar altura entre una vegetación que se densifica por momentos.
Comenzando el ascenso.
Cuando el bosque desaparece, nos encontramos con unos extensos y verdes prados que coinciden con la parte más dura de la ascensión junto a algunos zigzag que, ahora sí, elevan con decisión el trazado hasta lo alto de esta primera cota.

El esfuerzo es compensado con una espectacular vista del mar al fondo desde lo alto de este collado, cercano a la localidad de La Iglesia.
Vistas desde el prado del primer ascenso.
El descenso es rápido, con una primera parte por pista forestal que nos dejará pronto en un nuevo carreterín. Este llaneará esquivando el arroyo de la Conchunga adentrándose en un bonito bosque hasta llegar a Cóbreces.
Bonito carreterín hacia Cóbreces
Es aquí, donde el carreterín vuelve de nuevo a descender hasta el punte sobre el río Cigüeza, en la localidad de Novales. Estableciéndose en este punto oficialmente la segunda subida de la jornada.

Un bonito pueblo con un peculiar sistema de aprovechamiento del agua del río canalizado por algunas calles que nos llama la atención.

A la salida nos enfrentamos a una dura subida adentrados en un denso bosque de eucaliptos. Son a penas dos kilómetros que ponen a cada uno es su sitio.
Bosques de eucalipto.
En el descenso, por la pista encontramos algunos claros dentro del bosque que nos permite levantar la mirada y observar el tranquilo mar en este espléndido día de sol. Este punto se encuentra justo tras un traicionero repecho en medio de la plácida bajada.
Claro en el bosque, justo después del repechín.
En Oreña acaba el descenso y la pista de tierra. Ahora debemos tomar la carretera regional hacía Santillana de Mar, donde debemos realizar un pequeño ascenso hasta su rotonda de acceso para posteriormente descender a gran velocidad hasta su núcleo urbano.

Un breve paseo por sus bonitas calles, es suficiente para darnos cuenta del carácter turístico de esta villa.
En Santillana de Mar.
La salida la hacemos por la carretera del Zoo hacia Puente de San Miguel, todo en bajada excepto un pequeño tramo por el paso de la localidad de Vispieres.

En San Miguel doblamos hacia la izquierda iniciando una repentina subida hasta el hospital Sierrallana en las afueras de Torrelavega. Núcleo urbano al que no entraremos, pero sí que rodaremos por su tranquilo extrarradio.

En el barrio de Ganzo tomaremos un espectacular carril bici de una decena de kilómetros, paralelo al río Saja, que lo acompaña hasta su desembocadura en Suances.
Carril bici siguiendo el Saja, entre Suances y Torrelavega.
Muy rápido llegamos a la ría de San Martín de la Arena, estábamos en el paseo marítimo de Suances. Acababa de terminar la primera parte de nuestro recorrido y nos tocaba una merecida recompensa a base de Coca-Cola y una racioncita de rabas.
En la playa de Suances
Tras el breve descanso, volvimos a la marcha, ahora ya con la ilusión de disfrutar de unas vistas a las que no estamos acostumbrados. Nos esperaban 30km de auténtico rompepiernas.

Por asfalto llegamos hasta Tagle. Carretera con muy poco tráfico y adecentada para el paso de viandantes y ciclistas. Las magníficas vistas no se hicieron esperar.
De camino a Tagle.
De camino a Ubiarte, debemos descender para cruzar el arroyo Rabió y entrar a esta localidad con una dura pero corta pendiente.

Aquí nos despedimos del asfalto para pasar de nuevo a caminos. Ahora entre campos de maizales que nos aproximan literalmente a la línea de costa cantábrica.
Aproximándonos a la línea de costa entre maizales.

Comienza pues el auténtico disfrute para nuestra vista, sirviendo de opio para nuestra fatigadas piernas. Cada giro en el camino, nos mostraba una postal nueva y cada vez más bella.
Preciosas estampas.
Las cortas, pero empinadas, cuestas van limando las fuerzas; pero por contra, cada vez que llegábamos a lo alto de una loma, podíamos disfrutar de un nuevo paisaje. De cierta forma, te hacía adicto a ello.

El camino marchaba ya paralelo y muy próximo al mar. Las sensaciones de olor a heno, el tacto recibiendo la suave brisa del mar, la vista disfrutando del horizonte azulado y escuchando el golpeo de las olas rompiendo contra los acantilado solo se puede percibir estando allí en ese momento. De alguna forma, era como estar en el paraíso.
Indescriptible. Ni palabras, ni imágenes.
Realizamos un apéndice de ida y vuelta para llegar hasta el balcón de la espectacular Ensenada de Calderón. Un recortado acantilado en forma de concha que nos dejó a toda la expedición boquiabiertos. Ensimismados en las sensaciones que producía aquel escondido rincón de la costa Cantábrica, dejamos invadirnos de momento.
Ensenada de Carderón.
La vuelta por el mismo camino nos hace tomar la ruta de nuevo y ascender por la rampa más dura de todas las que nos encontraremos en esta segunda parte por la costa.

Tocaba sufrir ahora, sin disfrutar del mar que quedaba a nuestras espaldas.
Subiendo de espaldas al mar.
Unos eucaliptos en la última parte del ascenso nos ceden una sombra que ya a estas horas de ruta se agradece bastante.

Tocaba ahora descender hasta Oreña donde haremos un parón para rellenar bidones de agua y donde coincidimos con algún peregrino, pues estamos realizando el trazado del Camino de Santiago del Norte o de la Costa.
Descendiendo hasta Oreña.
 En esta localidad ascendemos hasta su bonita iglesia de San Pedro en lo alto de un prado en el que esbeltos caballos percherones campan a sus anchas, dando un toque especial  la tenue subida.
El prado, alpacas de heno, caballos percherones...
Un desvío hacia Torriente nos obliga a alternar caminos carreterines, y brevemente carretera local con el objetivo de marchar lo más cerca de la costa posible. Leves ondulaciones nos permiten coger cierta velocidad sin mucho esfuerzo previo y con vistas de nuevo espectaculares.
Caminos por Caborredondo.
En Toñanes tomamos un desvío hacia los acantilados donde se encuentran los molinos Vallejo y Bolao. Un puente metálico salva el cauce del arroyo de la Presa y el camino se convierte en un estrecho sendero que nos dirige directos a un bello rincón de esta recortada y respetuosa costa.
Divisando los acantilados de Toñanes.
Salimos de este increíble lugar por un camino que pronto nos deja en un nuevo carreterín que continúa bordeando la costa hasta llegar a las proximidades de Cóbreces, descendiendo hasta su explotada y acondicionada playa.

Allí, restaurantes, hostales y parking adecentado para el disfrute de esta playa, hacen de ella una zona con poco encanto debido a su exceso de urbanización. Pasamos sin pena ni gloria buscando su salida por la parte trasera por medio de una pasarela de madera que protege las dunas naturales.
Pasarela en la playa de Cóbreces
Nos encontramos con el último rampón de la jornada que nos eleva sobre esta playa y nos deja algunas vistas de ella antes de despedirnos definitivamente de la costa por la jornada de hoy.
Playa de Cóbreces.
El duro ascenso acaba en Trasierra donde no dejaremos el cómodo carreterín, ahora ya en descenso, hasta llegar a Liandres, no sin antes divisar la bella ermita de Ntra. Sra. de los Remedios. Una bonita área recreativa con vistas a la ensenada de la Fuenfría, nos invita a quedarnos. Pero estamos muy cerca de llegar Comillas.
De camino a la ermita de Ntra. Sra de los Remedios.
Tomamos la carretera definitivamente que nos dejará en la bella Comillas esperándonos para darnos un relajado chapuzón en sus frescas aguas cantábricas.

Espectacular foto tomada por Irene.

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