martes, 19 de febrero de 2013

Sierra Oeste de Madrid: Tres cimas, Picadas y Safari

Preciosa y variada zona la de la Sierra Oeste de Madrid, que poco a poco vamos conociendo con intermitentes internadas por la zona. Está situada lo relativamente cerca como para llegar a ella en bici desde Torrijos (veasé esta ruta a la Peña de Cenicientos) o para acercarnos en apenas media hora de coche, como hemos hecho en esta ocasión.

Hoy punto de partida es Villa del Prado, cercana localidad madrileña distante 50 km de Torrijos, en una nublada mañana de diciembre.

El objetivo de hoy es dividir la ruta en dos diferentes partes. Una primera muy dura con ascensos a las tres cimas más significativas de la zona. Y una segunda parte donde disfrutaremos de un relajado paseo por el Embalse de Picadas y de unas preciosas vistas del Safari Park de Madrid.

Picos Altomira, Valdenoches y Muca.

Así pues, partimos del parking de la estación de autobuses que queda a la entrada de la localidad. Desde ella iniciamos un breve recorrido por su travesía hasta encontrar la calle que nos saca hacia el norte de la localidad, por el camino de San Martín.

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Durante los estos cinco primeros kilómetros no paramos de subir por rampas que van alternando su dureza y que nos obligan a calentar demasiado rápido nuestras piernas. Esto nos produce cierta sensación de dureza, pero es compensado con las vistas de la densa vegetación que rodea la zona.

La lástima es que el camino no tenga pérdida, pues es seguido por dos alambradas que delimitan sendas fincas privadas a ambos lados de nuestro camino.

El último kilómetro de este ascenso está marcado por un portalón a modo de paso canadiense donde se aumenta la dureza del porcentaje así como el estado del firme hasta la cima inicial.

Durante esta subida la niebla se ha ido disipando poco a poco. Aunque realmente la niebla se mantenía agarrada al valle, mientras que nosotros salíamos de ella en cada pedalada hacia la cima.

Estábamos arriba, habíamos ascendido desde los 517m iniciales hasta los 780 metros en este duro inicio de ruta. En este collado nace el arroyo de la Plaza y está asediado por los cerros de Lucía y del Gato.

Primer breve descanso de la jornada, que nos lleva hasta la bifurcación de las Casas de la Coneja  tomándolo a nuestra izquierda.

El sol comienza a brillar, abajo habíamos dejado la densa niebla, y un precioso pinar nublaba ahora nuestras vistas. Rodamos por un arrugado paisaje de cimas desordenadas y serpenteantes arroyos, cambiando constantemente de faldas y vertientes.

Preciosos paisajes.

En un tramo algo más suave, alternando leves subidas con cómodas bajadas, cruzamos la asfaltada Cañada de Talavera para continuar por un bucólico pinar acompañando al arroyo del Bodegón.

Una preciosa zona que nos iba a servir de descanso para afrontar la subida más dura de la mañana.

El camino muere en un paso perpendicular que tomamos a nuestra derecha, orientando nuestra marcha hacia el norte. Es un tramo ancho, a modo de cortafuegos, aún con leves ondulaciones, aún por el fondo del valle.

Este feo y corto tramo lo abandonamos tomando un estrecho camino entre jaras para ascender faldeando la zona de la Majada de las Vacas. Nos encotramos con cantidad de rocas sueltas que vuelven a sacarnos los sudores de nuestra frente. Un pequeño tramo de apenas un kilómetro que nos asciende para regalarnos unas preciosas vistas de mares de nubes sobre las que emergen las Peñas de Cadalso y Cenicientos, hacia el oeste.
Vistas hacia el oeste, mar de nubes.

Un breve descenso nos deja en una encrucijada de cortafuegos. Para iniciar un tramo común con el Camino de Santiago de Levante, por el que rodamos este verano de camino a Ávila. Es apenas un leve kilómetro donde nos separamos de este GR para girar bruscamente a la derecha, continuar con el cortafuegos y presentarnos frente a una barrera que impide el paso motorizado.

Es esta barrera la que da el pistoletazo de salida para coronar la cota más alta de la jornada, el Alto la Mira. Un durísimo kilómetro y medio de ascenso entre pinares, con un piso roto y suelto en su primera mitad que pone a prueba nuestras habilidades sobre la bicicleta.

Alfonso tomó la delantera con su 29 doble; Santiago con su veteranía, inteligencia y arrojo detrás; yo entre ambos, pensando en que debían estar acordándose de todos mis familiares, y no de una forma positiva.

Al llegar a la cima una espectacular imagen del pantano de San Juan hacia el norte, completamente oculto bajo la densa niebla, nos hizo esbozar una sonrisa.

- ¡Hay que joderse, lo que nos encanta sufrir! Pero solo con ver esta imagen se me olvida todo lo malo que iba pensando de ti, More. -se sinceró Santiago.

San Martín de Valdeiglesias y el Embalse de San Juan, bajo la niebla

Aún nos quedaba llegar a la antena de telecomunicaciones y al vértice geodésico de Altolamira, a 1038msnm.

Es aquí donde damos por concluido el duro ascenso de la jornada. Un sol radiante, las bicis tiradas en el suelo y unas espectaculares panorámicas del valle del Alberche inundado en este impresionante mar de nubes. Al fondo conseguíamos distinguir los cerros de Noez y Layos, emergentes ante la densa bruma.

Unas cuantas fotos para inmortalizar el momento, un par de bocados a las frutas para reponer energías y para abajo.

Iniciábamos un interesante tramo por un gran cortafuegos que, a su vez, traza la línea de la cuerda que une a estos tres cerros más importantes de la zona; Altolamira, Valdenoches y Muca.

Alfonso, al que vamos a cambiar su apodo "Brother" por "Descender", tomó la iniciativa en el largo, empinado y peligroso descenso por el cortafuegos que nos llevó directos al collado de Valdenoches (877m). Casi con la propia inercia de la bajada, conseguimos hacer la mitad de la subida al famoso cerro que lleva el mismo nombre.

La enorme antena del Cerro de Valdenoches (901m), visible desde todos los puntos de esta comarca, nos daba la bienvenida a penas dos kilómetros después de haber abandonado la primera cima de la mañana. De nuevo espectaculares vistas a uno y otro lado, norte y sur.
Vistas hacia el sur. Valle del Alberche.

El nuevo descenso, hasta el collado de las Mucas, bien podía ser una calco al anterior; pero esta vez por un cortafuegos más limpio y, por lo tanto, temerosamente más rápido.

El rápido paso por el collado de las Mucas (775m) nos coloca ante nuestros ojos el empinadísimo ascenso hasta el tercer y último cerro, que corta el hipo con la imagen que nos muestra al aproximarnos.
Cortafuegos hacia el cerro de La Muca. (MTBLeganés)

Un ascenso de apenas 300m que nos eleva con el porcentaje de desnivel más elevado de toda la ruta. Todo un muro que afrontábamos conscientes de que sería el más duro de toda la mañana.

Con sufrimiento y esfuerzo conseguimos salvar este punto para situarnos en lo alto del Cerro de las Mucas (822m) y aproximarnos al inicio del afamado descenso de la "Zetas de Pelayos".

Este sendero se encontraba levemente escondido tras unos matojos colocados conscientemente para evitar el paso de motos de cross que erosionan salvajemente el sendero de este técnico, divertido y peligroso descenso.

Tras unas veinte recurvas llegamos a la Urbanización Las Musas de Pelayos de la Presa. Volvíamos a encontrarnos con la niebla. Giramos a la derecha, paralelos a la circunvalación de la localidad, para adentrarnos de nuevo en un pinar que acompaña al arroyo de las Labores, el cual vadeamos.

Ahora circulamos por un precioso sendero entre la carretera M-501 y la Cuerda de la Viña. Poco a poco el asfalto va quedando a nuestra izquierda, abajo. Mientras, bordeamos el cerro del Cubo para adentrarnos en la Vía Verde del Alberche. Este tramo nos sitúa en la cola del encajonado embalse de Picadas.

Embalse que se encuentra literalmente solapado al de San Juan. Desde la misma cola de uno podemos observar el imponente muro de hormigón que represa las aguas de otro. Toda una curiosidad.

La bruma impide que disfrutemos de las vistas de este tramo, haciendo el paseo algo ténebre y frío. En días clareados tiene que ser todo un espectáculo las imágenes que se nos muestren. Los siete llanos kilómetros que recorren ambos lados, nos colocan rápidamente en la presa de este pequeño y peculiar embalse.
Pantano de Picadas, en día soleado.


Tras cruzar la presa, el piso se transforma en un vetusto asfalto para realizar una leve subida de apenas un kilómetro. Pronto salimos a la carretera de Picadas, en mucho mejor estado, para iniciar un cómodo descenso. Tenemos que estar muy atentos de no pasarnos el interesante desvío que sale a la derecha y que nos lleva a bordear el perímetro lateral del Safari Park de Madrid.

Precioso tramo donde podemos observar los exóticos animales que en este lugar conviven de cara al público, en este caso, de forma gratuita y natural separados por una doble valla de seguridad.

Dos kilómetros de cebras, ñus, elefantes, avestruces... Dos kilómetros que compartimos con estos graciosos animalillos y que nos arrebataron innumerables sonrisas entre los presentes.
En la valla perimetral del Safari Park. Cebras.

Estaba terminando nuestra completa ruta, quedaba un relajante paseo por una bonita dehesa, siempre con cuidado de trazar nuestro recorrido por los caminos públicos, sin adentrarnos en algunos caminos privados de la finca el Chaparral.

Cruzamos la M-507 y un derecha-izquierda-derecha nos deja en la olvidada vía férrea Móstoles-Almorox. Pista adecentada que acompaña nuestros últimos cinco kilómetros hasta llegar de nuevo a Villa del Prado.

Corta, intensa y completa ruta, con una primera mitad dura con tres ascenso consecutivos y que pasa a una segunda mitad mucho más tranquila que nos lleva a divisar dos puntos interesantes como el embalse de Picadas y el Safari Park.

Espero que la disfrutéis, es muy recomendable.

Completo viaje gracias a "ramasam" (wikiloc)


3 comentarios:

  1. Preciosa zona, y también dura. La zona del Safari es la leche, como dices, es curioso rodar oyendo los bufidos de los bisontes al otro lado de la valla, jejeje

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  2. Frente a vuestras MTB...es absolutamente recomendable, la zona, para circular con bici de carretera...La zona entre Almorox, Villa del Prado , Cenicientos, Valdemaqueda supone una de las zonas más completas y bonitas, para disfrutar del paisaje, en unas carreteras, sin apenas tráfico, y de una dureza considerable...A destacar, el pequeño puerto de La Granjilla ( 5 kilómetros - PELAYOS DE LA PRESA )...lugar de innumerables batallas ciclistas en la Vuelta a Madrid
    Buena crónica. Fdo ANGEL CARRILLO

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  3. Aquella zona, como bien dices Ángel, es preciosa tanto para carretera como montaña... Tendrás que enseñarme esa subida de la Granjilla.

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